Suikoden V

La saga de rol más famosa de Konami regresa a PS2 en Suikoden V, que llega con la intención de mejorar una integridad que fue puesta en duda en la cuarta entrega.Nosotros ya tenemos la versión PAL definitiva y te contamos nuestro primer contacto.

La quinta entrega de la famosa franquicia de rol de Konami, Suikoden, está a punto de desembarcar en nuestro país. Tras una cuarta parte un tanto mediocre, la compañía nipona ha puesto toda la carne en el asador para enmendar todos los errores que cometieron con Suikoden IV. Por cortesía de la filial española de Konami, tenemos a nuestra disposición la versión PAL definitiva del juego, y aprovechando que todavía quedan unos días para su comercialización (el próximo 21 de septiembre, fecha en la que colocaremos la review completa del juego), desde la redacción de Todojuegos.com hemos decidido escribir un breve artículo en el que vamos a recoger las impresiones jugables que nos han dejado estas primerísimas horas de juego.

Para empezar hay que hacer referencia al argumento del título; en los compases iniciales de este Suikoden V, la historia fluye de manera bastante pausada, con un desarrollo lento que hace presagiar un guión tedioso, nada más lejos de la realidad por fortuna. Los guionistas de los estudios de Tokyo de Konami se han puesto las pilas para no repetir el fracaso de Suikoden IV y han creado un argumento especialmente complejo lleno de giros y sorpresas:

El jugón se pone en la piel del príncipe del poderoso reino de Falena. En este universo, a diferencia de la tradición de la mayor parte de culturas, no son los varones los que ascienden al trono, sino las mujeres. Es por ello que en lo más alto de la jerarquía de Falena se encuentra la reina Arshtat, madre del protagonista del juego. Remontándonos unos años atrás, una parte del pueblo se sublevó contra la legítima monarquía. Como castigo la reina Arshatat, semi-poseída por el influjo de la Runa del Sol (un tesoro sagrado de la realeza), decide terminar con la traición de raíz. Emplea los poderes de la runa contra el pequeño y bello poblado de Lordlake, causando la destrucción y secando los ríos y la vegetación, sumergiendo en pobreza a sus habitantes. La reina es consciente en todo momento de que la runa la está controlando, pero se ve obligada a tomarla para protegerla, pues dos de las facciones más poderosas del senado, las nobles familias Goldwing y Barrows están en continua disputa por el poder. Mientras este conflicto se sigue forjando, surge el tema de la sucesión. En Falena la futura reina (en este caso la hija de Arshtat, Lym) tiene acceso a la corona una vez que se casa con un hombre. Para determinar la elección del consorte se celebran los Juegos Sagrados, o lo que es lo mismo, luchas entre gladiadores (normalmente los nobles compran a un representante). El ganador de la contienda tiene el honor de tomar la mano de la princesa.