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El mundo abierto que pone a nuestra disposición el título es una especie de collage de portadas de discos, totalmente irreal pero genialmente conseguido, que demuestra la gran originalidad de los artistas de Double Fine. Por poner algunos ejemplos, visitaremos un acantilado construido con pantallas de sonido y caminaremos entre enormes estatuas con símbolos como la cruz de Motorhead o los famosos cuernos habitualmente empleados por los heavys.
Gráficamente encontramos un enorme entorno con ciertas zonas más cuidadas que otras que cuentan con menos detalles. El mapeado está dividido en áreas temáticas como si de un mastodóntico parque de atracciones se tratara y deja bien claro el estilo musical predominante en cada una de ellas.
El motor grafico aguanta bien el tipo en espacios cerrados pero en campo abierto puede mostrarse algo brusco y molestar al girar rápidamente la cámara. Al no existir separación entre espacios las cargas se efectúan en tiempo real, mostrando progresivamente todo lo que alcanzaría nuestra área de visión, con la excepción de los grandes edificios que pecan de algunos bugs de presentación y ciertos elementos menores y enemigos que aparecen repentinamente en pantalla cuando nos desplazamos rápidamente con el Deuce y limitan seriamente nuestro tiempo de reacción.
Las texturas, aunque no son de una calidad excesivamente alta, son más que suficientes para representar el mundo con gran detalle dado que la cámara se sitúa siempre a varios metros por encima del suelo y nunca tendremos una visión excesivamente cercana de los elementos del entorno.
Una pega que podríamos poner es la brusquedad de ciertas animaciones que durante la acción no son apreciables pero que en las escenas de cámara cercana se muestran ineficaces y toscas, únicamente perdonables si consideramos la naturaleza “deformed” de los personajes.
Un sonido digno de los dioses.
Como no podría ser de otra manera, el apartado sonoro ha sido cuidado con especial cariño en el juego. La colección de temas supera el centenar e incluye a grupos tan famosos y variados como: “Children of Bodom”, “Motörhead”, “Judas Priest”, “Scorpions”, “Deathstars”, “Black Sabbath”, “Manowar”, “Kiss”, “Megadeth”, “Ministry”, “Whitesnake”, “Rob Zombie”, “Marilyn Manson” y “DragonForce” entre otros.
La selección ha sido supervisada personalmente por Schafer basándose en gustos personales y otorgando una gran riqueza de géneros y subgéneros nacidos del heavy metal, incluyendo tanto canciones clásicas como aparecidas en los últimos años de mano de las bandas más modernas, garantizando de esta manera el éxito ante la audiencia global más exigente.
La otra estrella indiscutible ha sido el doblaje, al menos en la versión original en inglés, que ha corrido a cargo del actor Jack Black (Escuela de rock), y de todos aquellos músicos de renombre que presentan palmito en la aventura.
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