Para los enfrentamientos más épicos queda reservado el ultimo componente híbrido que viviremos en el juego, la gestión estratégica de nuestro ejército en memorables guerras entre dos grupos (musicales). Las reglas son sencillas: gana el primero que destruya el escenario del contrario y para ello tendremos que establecer puestos de merchandising sobre geisers de almas “sedientas de camisetas y chapas”, reclutar tropas mediante un menú contextual exclusivo para la situación y organizar los ataques de las mismas contra la base enemiga. Durante las batallas seremos libres de realizar, en cualquier momento, cualquiera de las acciones anteriormente mencionadas pudiendo añadir la posibilidad de volar, que solo está presente entonces y que resulta sumamente útil para desplazarnos y establecer órdenes rápidamente, como si de un puntero de ratón se tratara.
Nuestros seguidores se irán incrementando a medida que conozcamos nuevas regiones y sus habitantes durante la gira, ampliando y potenciando nuestras fuerzas seleccionables. Su variedad y sus habilidades específicas serán de gran utilidad para afrontar las batallas.
Por otra parte, las submisiones, aunque no son muy variadas, resultan imprescindibles de realizar para quienes quieran sacar partido del título y mejorar el equipo y habilidades de Eddie. Podemos diferenciarlas entre las de búsqueda y recolección, dispersas por el mundo y las indicadas previamente con marcadores.
Entre las primeras podemos mencionar los “saltos de bujías”, que son unas localizadas acrobacias que podremos efectuar con el coche con ayuda de rampas estratégicamente colocadas, las “leyendas” que narran la mitología e historia pasada del mundo y permanecen confinadas en el interior de grandes estatuas, los “dragones atados” a los que tendremos que liberar para conseguir ciertas mejoras de Eddie, las “panorámicas” que tomaremos desde puestos de observación situados cerca de los rincones más exóticos del mapa y los “solos de guitarra” que nos serán de gran utilidad para afrontar la aventura.
Las misiones indicadas en el mapa son, por último, versiones reducidas y muy especializadas. Son reconocidas los siguientes tipos: “Emboscada”, en las que apoyaremos a nuestros aliados en la lucha contra varias oleadas enemigas, “Cañonero”, de igual manera que la anterior pero manejando una torreta de ataque, “Mortero”, en la que indicaremos a un lanzabombas el momento y lugar en el que dispara para librarnos de grupos rivales, “Cazador”, que como su nombre indica consistirá en eliminar a un número de especies determinado y, finalmente, “Carreras”, en las que demostrar nuestra valía al volante frente a un maltratado adversario.
Con cada reto que superemos, los dioses del metal nos compensarán con tributos ígneos que podremos canjear en unos garajes que conectan con el inframundo. En ellos dispondremos de mejoras para el hacha, la guitarra y el coche, además de nuevos combos desbloqueables y jugosos extras que harán nuestras misiones más fáciles y atractivas.
Un mundo formado por gasolina, ruido y metal!
Quizás el apartado más modesto sea el relacionado con la presentación grafica. Si bien es cierto que la estética cartoon favorece la deglución del humor absurdo que el maestro Tim nos regala, en momentos de juego se queda algo corto y nos da la sensación de que las escenas cinemáticas podrían haber sido tratadas de un modo más espectacular, a pesar de las logradas expresiones faciales que presenta.
