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Mención especial merecen los efectos de iluminación natural que ofrecen un espectáculo de color en las puestas de Sol y los efectos atmosféricos, propios de las zonas nevadas, que incrementan el valor artístico y la riqueza visual en ciertos momentos.
En determinadas ocasiones durante el juego, la pantalla se verá dividida por líneas negras que presentan a modo de viñetas la escena jugable a la vez que alguna otra presentación de nuevas amenazas o personajes, obteniendo un resultado muy apropiado dado el carácter pictórico del conjunto.
Afro se mueve con soltura y fluidez, siendo la suya una animación completamente manual realizada con la artesanía de las herramientas disponibles, siendo empleada esta misma técnica con el resto de personajes presentes en la aventura con un resultado similar. Se echa en falta un mayor número de movimientos tanto del personaje principal como con sus contrincantes, que se muestran especialmente reticentes a realizar más de dos o tres movimientos distintos.
Al abusar de tantos enfrentamientos, es lógico que la variedad de enemigos también resulte perjudicada, obligándonos a luchar con un limitado número de modelos cuyo diseño suele estar simplemente diferenciado por un sombrero, un color o un arma distinta, siendo el resto una copia absoluta del original.
Tan solo los enemigos importantes y los personajes principales cuentan con una estética diferenciable del resto. Una lástima que en proporción no supongan ni el 1% de nuestros enfrentamientos.
Siguiendo la senda del funk.
Como no podía ser de otra forma, la brillante banda sonora realizada por RZA (Wu-Tang Clan) para la serie y película, ha sido supervisada por el mismo en su adaptación al videojuego. El resultado no podía ser mejor, combinando a la perfección la extraña estética medieval-punk con pegadizos ritmos funk y hip-hop que se funden con los movimientos de nuestra espada y crean un ambiente de pelea con estilo propio.
Se echan en falta algunos temas presentes en la OST original y una mejor integración de la música con la acción, que en ocasiones queda en silencio para después arrancar con la canción tras una secuencia cinemática sin atenuación ninguna.
Pese a la habitual repetición de combos, de realización obligada durante la partida, los efectos de sonido no difieren apenas entre sí incrementando la sensación de constante reiteración sonora. Hubiera sido de agradecer la inclusión de un mayor número de dicho efectos y el uso de varias fuentes para un mismo ataque.
Otro “gancho” conocido por los fans de Afro es el envidiable reparto de actores de doblaje que han prestado sus voces a los personajes animados. Entre ellos podemos destacar la actuación de Samuel L. Jackson en el papel del poco hablador Afro que suple su silencio con los ocurrentes comentarios de Ninja Ninja, su alter ego dicharachero.
Phil LaMarr y Kelly Hu ponen voz a otros personajes de vital importancia en la trama, repitiendo sus papeles y ofreciendo una altísima calidad a la altura de la serie. Dada la escasa calidad de doblajes a la que estamos acostumbrados en nuestro país y gracias al carisma de los actores originales podemos considerar que el hecho de que todos los diálogos se encuentren en ingles, perfectamente subtitulados en la lengua de Cervantes, es más una virtud que un defecto.
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