Después llegó DMC3, aunque cronológicamente sucede antes que DMC1 Y DMC2. De este modo se nos mostraron los inicios de Dante y Virgil, éste aún vivo: más jóvenes y hábiles; Dante más engreÃdo, pero ¿¿era posible??; Visitamos por primera vez el inframundo asistiendo a la lucha obligada entre el hermano bueno y el malo y conocimos personajes con doble cara como Arkham y una tal Lady que se presentó a Dante dándole un tiro en la cabeza; lo tÃpico ;). Todo ello se nos mezcló para presentarnos una trama completamente desconocida, con un par de giros realmente importantes.
A nivel jugable alcanzó su máximo esplendor: ritmo frenético, continua tensión, combos infinitos y algunos de ellos casi imposibles de realizar. Todos hemos sudado para llegar y llenar la barra de SS, la música era "embriagante" y los escenarios mezclaban el gótico que dio - por si no tenÃa pocas ya - más señas de identidad al tÃtulo con el aspecto urbano de la época.

Los combates eran un no parar: cantidad de enemigos que te rodeaban, no sabÃas ni siquiera a quien "dar" primero, utilizabas todas las habilidades equipadas, el modo demonÃaco, los items para ir sobreviviendo y cuando por fin te habÃas desecho de todos ellos...¡ aparecen más ! Y entonces, con poca vida y sin items, sólo tu habilidad innata te permitÃa seguir adelante; Eso sÃ, aunque no supieras a quien "dar" si sabÃas como darle. Era simple...
Cuestión de estilo Antes de cada misión o en su defecto mediante las famosas Estatuas del tiempo podÃamos elegir en que tipo de lucha querÃamos que Dante se desenvolviera como un experto; Trickster te permitÃa moverte más rápido, esquivar golpes o impulsarte en el aire; Con Swordmaster hacÃas combinaciones de mandobles aplicadas en dos botones, que a su vez ejecutaban un golpe diferente según la dirección, repeticiones del botón o tiempos de carga también del botón; También estaba Gunslinger, que nos especializaba en el uso de las armas de fuego, con los mismos patrones que Swordmaster. Por último disfrutamos de Royaldguard, con el que nos defendÃamos de ataques muy potentes y además nos permitÃa contraatacar.

En cuanto a los jefes eran si cabÃa más complicados y espectaculares que en DMC1: te hacÃan desesperar - véase la vampiresa - no por no acabar con ellos, sino por no conseguir quitarles ni una barra de vida o directamente, no tocarles en los primeros enfrentamientos. Mención aparte merecen las batallas con Virgil: ágiles, rápidas y sin tregua y con escenarios creados especÃficamente para las luchas.
Ahora nos llega, por fin, la cuarta entrega.
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