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Pero el principal problema del sistema de armas es el apunte automático, este sistema convierte el juego en un largo paseo mientras apretamos sin cesar el botón R1 (disparo). Esa facilidad quizás fue implementada para intentar paliar un sistema de cámaras que, aunque se pueden mover libremente, en más de una ocasión nos dejaran “vendidos”. Tampoco ayuda mucho el hecho de que no podamos cambiar de objetivo mientras disparamos, algo que convertiría insulsos combates en algo más frenético y dinámico. En combates cuerpo a cuerpo Vincent es capaz de golpear con sencillos combos, que para nosotros consiste en apretar una y otra vez el botón círculo, mientras nuestro personaje este en el suelo o en el aire. Prácticamente y dado su pobre servicio ni nos acordaremos de que se puede hacer algo más que disparar.
Como toque de rol, nuestro héroe irá ganando, al final de fase o al morir, puntos de experiencia que harán mejorar nuestra vitalidad y habilidades o podremos cambiar esos puntos por dinero (Gil) para invertirlos en ítems.
Apartado técnico
Square-Enix siempre nos han sorprendido gratamente con unos juegos que además de convertirse en leyenda han hecho escuela dentro del género de rol. Para la plataforma que nos ocupa, la compañía siempre ha demostrado su buen hacer con juegos como FFX, o las dos partes de Kingdom Hearts, usando un apartado gráfico con una calidad fuera de toda duda. Pero para esta ocasión dicho apartado aunque correcto, no llega a la calidad de obras anteriores. Se hace uso de una paleta de colores demasiado oscura y unos modelados de objetos correctos pero sencillos, además de unas texturas simples.
Los escenarios pasan a ser bastante lúgubres y lugares que cualquier seguidor de la séptima parte se alegraría de volver a ver, como Nibelheim o el cuartel general de Shinra se mostraran carentes del parecido y la vida que poseían en FFVII. El modelado de los personajes es bastante notable, destacando sobretodo las caras de los protagonistas. Unos diseños muy cuidados que ayudan a dar más personalidad si cabe a los personajes principales. Pero como contrapunto tenemos a un Vincent con unas animaciones muy toscas, casi reumáticas. Es bastante divertido ver como en las escenas de CGI nuestro protagonista da unos increíbles saltos para que luego durante el juego nos llegue a costar saltar cualquier pequeño obstáculo. Si continuamos hablando de las cgi’s, no hay que olvidar el mencionar que Visual Works ha cumplido sobradamente con su cometido, son realmente impresionantes, se podría decir que en ocasiones deseas seguir jugando simplemente por el hecho de ver más escenas.
Otro punto negativo que podríamos resaltar son los bajones de frame-rate puntuales que ocurren cuando hay varios personajes en pantalla y eso en un juego de acción es algo totalmente imperdonable. A parte, durante en transcurso del juego tendremos pequeños tiempos de carga en los escenarios que, aunque no sean muy relevantes, si se pueden llegar a hacer molestos.
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