En la industria del videojuego en particular y en otras de ocio en general hay una premisa que no falla: explotar sagas.
Cuando los ejecutivos de las grandes compañÃas descubren que pueden llenar la caja a costa del aprovechamiento de la fama de un tÃtulo, no hay perdón. Comienzan a aparecer secuelas, precuelas, y como en el caso que nos ocupa spin-off’s. Durante esta aventura, acompañaremos al carismático Vincent Valentine de vuelta una vez más al mundo de Final fantasy VII.
¿De vuelta a la fantasÃa? Han pasado tres años desde la caÃda de Meteorito. Nos encontramos ante un mundo arrasado tras un largo perÃodo de guerras que por fin comienza a vislumbrar la paz. Nuestros queridos y recordados personajes de FFVII se han unido al exturco Reeve y a su organización W.R.O. (World Restoration Organization) que intenta restaurar el mundo que una vez conocieron. Pero de nuevo la corporación que todos creÃan derrotada, Shinra, deja entrever que tras el temido proyecto SOLDADO se esconde algo peor: los Deepground.

Deepground es un grupo de eficientes y mortales soldados comandados por un hombre llamado Weiss. Además tenemos a los Tsviets, generales de este ejército, que cuenta entre sus filas a hombres muy poderosos como Azul el cerúleo, Shelke o Nero. La finalidad de Weiss es la de resucitar el increÃble poder del arma Omega y con él acabar con todo lo que aún queda vivo en este devastado mundo. Y como siempre tenemos al héroe de turno dispuesto a pararle los pies: Vincent.
Parece que con esta historia ya tenemos creado el patrón principal de este juego de acción: derrotar a los Deepground, enfrentarnos ocasionalmente y a final de fase con los Tsviets, hasta lograr llegar a Weiss y detenerlo. Todo esto aderezado con unas increÃbles escenas CGI (videos generados por ordenador) desarrolladas por Visual Works (la misma que ha realizado las pelÃculas de FFVII), y edulcorado con un desarrollo sobre un mundo, que aún perdura gratamente en el recuerdo de sus fans. Con todo esto parece que podrÃa llegar a convertirse en un juego de éxito, pero veamos que ocurre realmente.
Vincent May Cry Vincent, que originariamente y en el juego que lo vio nacer, era un personaje oculto, toma esta vez las riendas de un juego de acción en tercera persona que comparte ciertas similitudes con el tÃtulo de Capcom. Contamos con un desarrollo lineal, dividido en fases en las que al final de ellas deberemos enfrentarnos a un jefe final. Adquiriremos Ãtems que nos permitirán mejorarnos a nosotros y a las armas, nos llegaremos a convertir en bestia Galiana (con el rompe lÃmites) e incluso seremos evaluados al final de fase, como en DMC. Pero en este juego algo falla para estar a la altura no solo de su homónimo en Capcom si no ya como juego de acción propiamente dicho. Para empezar contamos con unas armas muy limitadas, la famosa pistola de tres cañones de Vincent, una ametralladora, un rifle más alguna que otra sorpresa. Podremos mejorarlas usando accesorios que aumentan nuestra cadencia de disparo, el alcance o mirillas para facilitarnos los tiros a larga distancia. Como no podÃa ser de otra forma podremos asignarle materia a las armas para efectuar disparos especiales, que recargaremos en los puntos de energÃa Mako dispersos por el juego o directamente con un Ãtem que lo recupere.
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