Una vez seleccionemos a nuestra raza, apareceremos en un tablero
generado aleatoriamente, por lo general, con una unidad colonizadora,
con la que fundaremos nuestra primera ciudad, y una de ataque. Y
entonces comenzarán una mirÃada de turnos en los que moveremos a
nuestras unidades por el mapa, explorando en busca de nuevos recursos,
desarrollaremos nuestra ciudad (o ciudades, si nos expandimos), iremos
seleccionando en qué tecnologÃas o avances cientÃficos queremos
invertir, y por supuesto, tendremos que defendernos de los enemigos. Al
menos, esta es la teorÃa de la mayorÃa de juegos. Ahora... tengamos en
cuenta como lo plantea Proxy Studios.

Explorar, expandirse, explotar... pero exterminar, sobre todo exterminar
A
la hora de la verdad, la manera de jugar a Gladius - Relics of War es
muy diferente a la de otros juegos, ya que incluso en las dificultades
más sencillas, no tardaremos demasiados turnos en ser asediados por
perros kroot o criaturas mucho más letales. Por algun motivo, siempre
tendremos la sensación de estar en inferioridad, y no será extraño ver a
nuesras unidades siempre en el bando perdedor, incluso aquellas de
mayor nivel o más avanzadas.
De esta manera, la parte de
exploración y expansión se recorta muchisimo. Además, por si fuera poco,
casi todas las razas tienen algún tipo de limitación a la hora de
construir ciudades. Los necrones solo pueden alzar sus templos sobre
cementerios necrón, unas casillas especiales que existen en el tablero y
que no se pueden replicar por parte del jugador. Los marines sólo
contarán con una ciudad, por lo que se potencia aun más la necesidad de
hacer "de tortuga" y proteger a todo precio nuestro puesto inicial. Si
no podemos explorar hasta tener unidades de sobra y no podemos
expandirnos cuanto queramos por las limitaciones en ciudades, la
explotación de recursos también es algo anecdótico. Por suerte, el juego
es consciente de ello, y para beneficiarnos de la mayorÃa de recursos
sólo necesitaremos "capturarlos" acabando un turno con una unidad sobre
ellos, en lugar de construyendo una ciudad cerca para explotarlos.
Entonces,
a la vista de las normas impuestas, ¿qué nos queda hacer en Gladius?
Pues obviamente, la última X de las famosas 4: exterminar. El juego gira
alrededor del combate, toda la tecnologÃa hace primar el combate, y la
propia restricción a la hora de expandirnos nos obligará a entrar en
combate. Esto no es malo, a fin de cuentas, no olvidemos que estamos
ante una adaptación de un juego de guerra de tablero. Pero he de
reconocer que si bien no tendrÃa ningún sentido ganar una partida en el
universo de Warhammer 40,000 por una resolución del equivalente a la
ONU, no me resulta tan atractivo recurrir a una versión resumida de los
combates estratégicos por turnos cuando tenemos ahà al lado a Sanctus
Reach, de la misma compañÃa, con ejercitos completos desde el principio,
con todas sus habilidades y piezas de equipamiento, y partidas
centradas única y exclusivamente en el combate.

Tampoco quiero
dejaros con un mal sabor de boca. No quiero que os llevéis la impresión
de que Gladius - Relics of War es un mal juego. Ni mucho menos. Es una
adaptación muy valiente de un gran juego de mesa al que, como siempre
suele pasar en este tipo de juegos, sólo le hacen falta más razas
disponibles (como los Tau... ¿no os entra la curiosidad de verlos en un
entorno as�). Pero me resulta chocante una predisposición tal hacia el
combate en un género que, por definición, nos hará esperar varios turnos
para obtener una sóla nueva unidad, de manera que perder a una sóla
escuadra será un desastre, teniendo siempre una amenaza continua de
enemigos sobre nuestra ciudad. Es sólo que quizá esperaba otra cosa.
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