Y es que nuestro estilo no bajará si
paramos los combos, a no ser que pasemos de la letra “S”. Mientras más
puntos de estilo consigamos, más gemas conseguiremos y más puntos
tendremos al acabar la misión, lo que nos servirá también para conseguir
una mejor cantidad de mejoras. Estas nos servirán para aumentar los
diferentes atributos de las armas y conseguir nuevos combos y
habilidades para las mismas, algo muy útil. Es como un circulo vicioso,
mientras más estilo, más mejoras y gemas, nuevas habilidades y con lo
consiguiente, mejoramos nuestra forma de pelear, por lo que conseguimos
más estilo. Ninja Theory ha plasmado esto mucho mejor que en anteriores
entregas, ahora para conseguir mejorar todas nuestras armas,
necesitaremos completar el juego como mínimo varias veces o repitiendo
antiguas misiones.

En cuanto a los combates en sí, la principal
diferencia de este nuevo DmC es que ya no hay un lock-on que fije a los
enemigos, deberemos hacerlo nosotros manualmente, pese a que Dante
automáticamente fije a unos enemigos. Esto depara en un único aspecto
positivo, y es que tendremos una gran libertad para realizar combates y
atacar a varios enemigos a la vez. Por desgracia, negativamente afecta a
si queremos atacar a algún enemigo en concreto, como los voladores,
algo que resulta muy molesto, porque Dante atacará a los enemigos que no
queramos a veces. Y por otra parte, la cámara nos jugará alguna que
otra mala pasada en combates en zonas interiores, algo que irá a peor al
no tener un lock-on que nos ayude a enfocar a los enemigos.
Las
armas de Dante son las ya míticas y conocidas Rebellion, Ebony e Ivory,
aunque irán aumentando a lo largo de la aventura según vayamos acabando
con algunos enemigos finales. Además, Dante cuenta ahora con diferentes
poderes provenientes de su mitad ángel y mitad demonio: lo que deriva
en diferentes armas angelicales y demoníacas. Esto influye además en los
combates, pues habrá enemigos que deberemos derrotar con las diferentes
armas, pues estos contarán con su propio estado de ángel y demonio. En
cuanto a las armas de fuego, una escopeta y otra arma del Limbo nos
ayudarán a lo largo de toda la aventura, a destacar la escopeta
recortada, muy más útil que en anteriores entregas y que nos permitirá
hacer un barrido completo de enemigos con un solo disparo.
El Limbo
A
lo largo de nuestro camino, nos encontraremos con las ya 20 fases
clásicas que se desarrollarán en un 90% en el Limbo, la parte oscura de
la ciudad Limbo City, que se encuentra dominada por Mundus, el demonio
antagonista del título. Desde un puerto hasta un almacén de “refrescos”,
los escenarios son de lo más variopinto, aunque cuentan con un
desarrollo más lineal que lo visto anteriormente. Además, DmC cuenta con
un elemento que está muy presente durante el título: las plataformas. Y
es que Dante contará con el doble salto desde el principio, además de
contar con nuevas habilidades que le permitirán realizar un salto
potente y engancharse a partes del escenario gracias a los poderes
angelical y demoniaco.
Nuestro poder de ángel nos permitirá
engancharnos a algunos objetos para poder avanzar, a la vez que
deberemos usar el poder de demonio para enganchar diferentes objetos del
escenario para poder moverlos. Es interesante que DmC ofrezca algo de
variedad y está claro que en Ninja Theory han querido ofrecer las
plataformas para amenizar las fases, como un complemento, quizá
recurriendo demasiado a ellas desde nuestro punto de vita. Y esto
influye a la hora de recorrer los escenarios, nada de volver atrás como
en anteriores entregas, una vez avanzamos por las plataformas, no suele
haber vuelta atrás, algo que se produce solo en una fase de las veinte.
Es cierto que la variedad es magnífica y estéticamente y artísticamente
es precioso, pero nos hubiera gustado movernos por fases más complejas.
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