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El clásico que vuelve a casa
Antes de los Silent Hill, antes de los Resident Evil, antes de los Fatal Frame, antes que cualquier otro juego de los que hoy en día se conocen como “Survival Horror Games” Alone in the Dark era el rey. A principios de los 90 Infogrames nos sorprendió con una maravilla de la técnica, uno de esos juegos que ocurren una vez en la vida y que crean un nuevo género, que definen sus bases y que perduran para siempre. Yo recuerdo el Alone in the Dark original con mucho cariño, fue el primer juego con el que tuve la sensación que ahorrar durante un año para un 386 con VGA había merecido la pena.
Desde el punto de vista técnico fue uno de los primeros juegos en los que podíamos controlar un personaje poligonal, en tres dimensiones, de gran tamaño y con animaciones sobresalientes, algo así como el “Other World” de la 3D. Vale que hizo uso de trucos que han acompañado al género hasta hace bien poco, como la superposición de estos modelos 3D sobre fondos 2D con cámara de plano fijo, pero por aquel entonces era algo nunca visto.
La mecánica del juego también era novedosa: poca acción, mucho sigilo, sustos, juegos de luz con claroscuros y muchos puzzles, una combinación que se demostró ganadora por lo repetida e imitada desde entonces, sobre todo en Japón.
Tras su debut sorprendente en años sucesivos llegaron la segunda y tercera entregas, que, si bien eran aun más vistosas desde el punto de vista visual, los juegos eran bastante más pobres (sobre todo la tercera parte).
El juego que hoy analizamos ha perdido el subtitulo o numeración, aunque se trataría de la quinta entrega de la saga (en 2001 se intentó resucitar con “The new Nightmare”, con escaso éxito), un retorno a los orígenes en el que se sustituye la macabra mansión como elemento exploratorio por un Central Park decadente y tenebroso, siendo de nuevo Edward Carnby el protagonista.
Edward inicia su aventura encerrado en un apartamento frente al parque, con amnesia y cautivo de un viejo macabro, que amenaza con ejecutarle, del que consigue escapar tras una serie de inexplicables sucesos paranormales.
Tras tan bizarro inicio empieza el juego de verdad: solos en el parque con la única compañía de una pistola y muchas dudas que resolver.
Episodio 1.
El desarrollo del juego es bastante original. Progresamos en el mismo en episodios, al estilo serie de televisión, siendo cada uno de ellos unas cuantas horas de juego entre bichos y puzzles. Como nota original, todos los episodios terminan con un final tipo “suspense”, al estilo Perdidos, además de mostrarnos imágenes a modo de “trailer” del siguiente episodio. Todo muy televisivo y llamativo.
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