Desde que comenzó la pandemia, somos especialmente sensibles a las noticias de fallecimientos, por su gravedad y frecuencia. El año 2021 vio el final de don Benoit Sokal, creador de, entre otros, la saga Syberia que hoy nos ocupa. Es cierto que cuando analicé su tercera parte, quedé algo insatisfecho, ya que tras tantos años de espera por un broche final para la historia de Kate, la historia parecía abrirse demasiado y ser demasiado difusa para lo que cabría esperar. Reconozco que en ese momento no se me ocurrió pensar que hoy, unos cuantos años después, estaría jugando a una nueva parte de la saga, dejando claro que Benoit tenía aún mucho que contar sobre este mundo surrealista y lleno de autómatas.
Ha transcurrido un año desde Syberia 3
Syberia 3 acababa con un cliffhanger de lo más molesto y vago, al ver como Kate acababa apresada por las milicias y llevada a váyase a saber usted donde. Ya ha pasado un año desde entonces, y descubrimos que Kate ha estado presa en una mina de sal, excavando marfil para sus captores, a la vez que sobrevive como puede al maltrato de los guardias junto a su nueva compañera, Katyusha. Hoy, además, será un día especial para Kate, aunque no en el mejor sentido. Sus captores han estado escondiéndole una correspondencia que, fechada meses atrás, le informa de la muerte de su madre y le urge a volver a los Estados Unidos, retrasando el servicio hasta entonces. Es en este momento en el que Kate lo tiene claro: o se rinde definitivamente, o lucha con todas sus fuerzas para volver a casa.
Además de la historia de Kate, el juego hace un gran esfuerzo abriendo su mundo y presentándonos a un nuevo personaje protagonista, Dana Roze, una chiquilla estudiante de música que vive los turbulentos años finales de la década de 1930 en un lugar tan señalado como es Ostherthal, parte de la campiña bávara. El juego no hace mención expresa al partido nazi, seguramente por un esfuerzo para evitar censuras estúpidas en ciertos países, pero el paralelismo es más que obvio con la Sombra Marrón. Estos jóvenes exaltados se dedican a atosigar y amedrentar a los vaguerianos, otra obvia referencia a los judíos, marcándoles con señas, destruyendo sus negocios y hacinándolos en guetos. Dana, parte de este colectivo, a priori parece ser una de las personas más excelentes de su localidad, habiendo sido escogida incluso para interpretar el himno en la fiesta de la primavera. Pero la sombra del odio se acaba cerniendo sobre ella, lo que acabará vinculando su historia a la de Kate.
Con respecto a la finalización de la historia, cabe decir que si bien la resolución final es algo insatisfactoria por ser demasiado obvia, volvemos a acabar en otro maldito “continuará” de libro. Aunque, a diferencia de la última ocasión, si bien es cierto que Sokal ya no se encuentra entre nosotros, parece claro que Microids quiere seguir adelante con esta saga. Sólo esperemos que no nos haga esperar 5 años entre cada entrega, que al paso al que vamos…
Claras inspiraciones cuánticas
Si bien Syberia 3 parecía un juego que había perdido el paso después de tanto tiempo, este Syberia: The World Before parece ser mucho más consciente de cómo ha cambiado la industria del videojuego y el género en el que se encasilla. Y es que lejos de ser un experimento en controles como los que pudimos ver en sagas como Broken Sword, parece que la gente de Microids ha querido fijarse en esos juegos que han tenido más éxito y tomarlos como modelo a seguir.
