Dicho de otra manera, tardaremos poco más de unos minutos en darnos cuenta de la tremenda influencia que tienen los juegos de David Cage en este Syberia. Es cierto que no encontraremos en este juego la ramificación de Detroit Become Human, o los extraños QTEs de Heavy Rain, pero si que se establece de forma fiel el ritmo de juego basado en mover al personaje un poco, pulsar un botón, ver la escena. Avanzar otro poco, buscar el punto con el que interactuar, escena. Seleccionar qué decir, escena. Escena, escena, escena. Cambio de personaje.
No obstante, en las partes en las que nos toca “investigar” la escena en la que estamos, ya sea para interactuar con algo, o para obtener ciertos objetos, echo en falta una interfaz mucho más clara, en la que no tengamos dudas de qué puntos son aquellos con los que podremos interactuar, aunque sean algo rupturistas como los que solemos ver en juegos de Telltale como The Walking Dead. Pero es un precio pequeño a pagar a cambio de evitar tener que estar haciendo un barrido de la pantalla con nuestro puntero, al más puro estilo 1999 hasta dar con el hotspot maldito que nos permita avanzar.
Un mundo totalmente en 3D
En el apartado visual, el juego no se ve mal, pero no será extraño ver combinados en la misma escena diseños de un exquisito acabado, como los personajes protagonistas, las máquinas surrealistas de Voralberg, con personajes con la misma pinta y capacidad de replicarse que los asistentes a un partido del FIFA de turno. Al menos, el juego funciona a un framerate estable en nuestras Series X, lo que da un acabado sólido que destaca con respecto a las capacidades de la mayoría de juegos de presupuestos más comedidos como éste.
En concreto, me llama la atención que seamos ya capaces de mover en tiempo real autómatas como aquellos que tuvimos que conformarnos con ver prerrenderizados en aquel lejano 2004, hace ya casi 20 años, sin perder ni un ápice de creatividad, originalidad o fidelidad dentro de su propio mundo.
Conclusiones
Tras la sincera decepción que resultó Syberia 3 para mí, os reconozco que el lanzamiento de este título me pilló por sorpresa, tanto, que empecé este Syberia The World Before siendo extremadamente cauto. Y os reconozco que es posible que siga algo resentido, y que no termine de convencerme el nuevo aspecto casi peliculero del juego… al menos es divertido. Si bien os reconozco estar algo harto de lo presentes que están en el día a día los fascistas, con todo el mundo sintiéndose en la necesidad de dar su opinión al respecto y crear un mensaje de apoyo o en contra, la inclusión de Dana supone un gran añadido a la historia. Esto nos da esperanzas en una continuación futura, esperemos más temprana que tardía, que en esta ocasión no contará con Benoit al mando para seguir enseñándonos aquello que se esconde más allá de la realidad. Pero esperemos que mantenga el nivel como en este Syberia: The World Before.
Descanse en paz, maestro. Su obra póstuma le ha hecho justicia.
