Creo que si somos aficionados a los JRPG, raro será que no conozcáis ya a estas alturas la saga Atelier, más aún si tenemos en cuenta que nos están llegando casi todos los tÃtulos, incluso los spin-off, en estos últimos años. En esta ocasión, Atelier Ryza llega con la intención de iniciar una nueva subsaga dentro de la franquicia, algo un poco más allá de malvados villanos y niñas monas haciendo cosas monas. Aunque seamos sinceros, esto no quiere decir que el juego haya abandonado sus raÃces, en absoluto...
Las ansias de emancipación
A la protagonista, Reisalin Stout (más conocida como Ryza entre sus amigos), le ocurre lo que le pasa a cualquier chaval de hoy en dÃa con cierta edad... se muere de ganas de irse de casa. Vive con su familia en una isla recóndita, rodeada de gente mayor que no la comprende, y sus únicos amigos son apenas otro par de chavales de su misma edad. La pobre Ryza sueña con el dÃa en el que sus padres le dejen abandonar el nido, agarrar un barco e irse a explorar el lejano continente.
Lo malo es que al no terminar de comprometerse con la fórmula del mundo abierto, Atelier Ryza cae en una contradicción monumental, y es la tremenda incomodidad que supone tener que explorar lugares cada vez más lejanos, pero tener que volver siempre a tu casa o a tu taller para guardar la partida. Parece un detalle algo tonto, pero acaba suponiendo todo un mundo si sólo podemos dedicar rachas cortas de tiempo al juego. Resulta muy desmoralizador saber que no vamos a contar con el tiempo suficiente como para llegar a nuestro objetivo, y es probable que acabemos desechando la misma idea de jugar.