Ya está con nosotros uno más esperado del año para los más nostálgicos y a un precio mucho más que económico. Os hablamos de MediEvil, el clásico de PSX que llega ahora a nuestras PlayStation 4 con una buena carga de mejoras. Los remake (que no remaster) están hechos para atraer a dos públicos, el que ya se había pasado el juego o que tiene el original y aquellos que no lo han jugado nunca. Para conseguir esto hay que tratar el juego con mucho mimo, haciendo mejoras, pero sin olvidarnos de la esencia. ¿Lo habrá conseguido MediEvil? Vamos a verlo.
Sir Daniel Fortesque, vuelve de entre los muertos, una vez más
Para los que no conozcáis la historia de MediEvil, el juego trata de la historia de Sir Daniel y su batalla contra Zarok. En la primera oleada de ataques en Gallowmere, nuestro protagonista cayo en combate por una de las cargas de flechas que habían lanzado. Esta deshonrosa muerte no podía ser el final de Sir Daniel y Zarok no tiene fin, por lo que en uno de los últimos hechizos que lanzó y tras haber pasado ya un tiempo de su muerte, los difuntos se levantan, incluido entre ellos nuestro protagonista. Es una nueva oportunidad para él, para obtener la gloria, para conseguir la victoria y en definitiva, para acabar con Zarok.
Las mecánicas de Medievil, distintas al resto, muy clásicas de aquella época
Nunca me convencieron del todo porque me parecían muy de “cruceta” es decir movimientos quizás demasiados cuadrados, que no usaban bien el stick del DualShock y que hacía que el juego se jugara de una forma mucho más compleja. El problema es que eso se ha mantenido en esta versión, por no tocar el clásico. No es exactamente el mismo movimiento, pero sigue siendo bastante complicado manejar a Sir Daniel, por ejemplo, con giros demasiado acusados. En términos generales MediEvil no es un juego fácil, siempre ha tenido una dosis bastante amplia de dificultad que hacía que quisieras poner a prueba el suelo al tirar tu mando. Las primeras partes pueden que te resulten un paseo, pero luego comienzas a tener enemigos que te fulminan en un chasquido de dedos y tienes que tirar de esquivar o de escudo para aguantar estos ataques, en definitiva, tienes que pensar y medir tu próximo movimiento.
Especialmente es así porque las armas no son indestructibles, si no que puede quebrarse y dejarse en los “huesos”, nunca mejor dicho. Casi me olvido de decir, que la progresión de los niveles de MediEvil sigue el esquema del “pasillo” y lo digo con comillas porque si bien es lineal, hay muchos puzles que resolver para poder avanzar y algún que otro secreto que descubrir por lo que sigue un pasillo pero con “extras” o logros que ahora queremos hacer para conseguir los ansiados trofeos, especialmente el de Platino.
El remake, desde el punto de vista del motor
Si hay un denominador común en todos los remakes que estamos viendo en los últimos años, es que cuando se ponen con un juego es para mimarlo, hacer honor a su legión de fans y conseguir que una “Obra Maestra” se convierta en una versión mejorada de la misma. En MediEvil, esto sigue siendo una regla común, nos encontramos con un juego que se ha hecho pixel a pixel desde cero, para que el resultado este a la altura de estos tiempos, pero mantenga la esencia de sus niveles y de Sir Daniel. Todo esto, bien empaquetado con un motor que funciona de manera fluida, para que no tengamos una experiencia desagradable dentro del juego.
