La chaqueta metálica de los creadores de Rogue Legacy.
Cellar Door Games nos tomó por
sorpresa hace unos años con su interpretación de Castlevania:
Symphony of the Night, destacando por su diseño aleatorio y su
rejugabilidad. En esta ocasión, la apuesta de este estudio indie es
mucho más conservadora, trayéndonos a una mezcla de fantasía y
segunda guerra mundial, mitad beat'them'up y mitad juego de rol.
Aunque... ¿no empezáis a estar cansados de llamar juego de rol a
cualquier cosa con experiencia y habilidades? En fin. Esto es Full
Metal Furies.
El Ataque de los Titanes
El mundo está en peligro. Tras siglos
de bonanza, los titanes han vuelto, y han dejado a los humano al
borde de la destrucción. Pero algo se interpone entre los titanes y
la dominación mundial, ¡las Furias! Una unidad especializada en
combate compuesta por Triss, el tanque, Alex, el músculo, Erin, el
cerebro, y Meg, el ojo que todo lo ve. Cada una con sus propias
habilidades únicas, las Furias no pararán hasta acabar con el
malvado ejército de los titanes.
Como os podéis imaginar por la propia
trama, el juego está diseñado alrededor de estas cuatro Furias.
Cada una de ellas cuenta con un conjunto único de cuatro
habilidades: tendremos un ataque normal, que puede ser cuerpo a
cuerpo o a distancia, un ataque de área, una habilidad de escape
que nos volverá invulnerables y una habilidad única como el
contraataque, o cubrirnos con un escudo.
Metiéndonos en harina, el juego
recuerda mucho a Castle Crashers. Después de que cada jugador (ya
sea online, o en la misma máquina) haya seleccionado a su Furia,
iremos al mapa del mundo, el cual comunicará con una línea los
diferentes niveles y mundos en los que se divide el juego. Hay
diferentes niveles normales y de jefe, algunos de ellos opcionales, y
otros que esconden un puzzle en su interior. Pero una vez entremos en
uno de ellos, lo que nos espera es machacar el mando sin parar hasta
acabar con todos los enemigos de la pantalla.
Un beat´them´up con profundidad
Full Metal Furies, como cualquier otro
"yo contra el barrio", plantea su propia solución contra
el eterno problema de este tipo de títulos. ¿Cómo conseguir que no
nos aburramos después de acabar con el esbirro número mil?.
Su respuesta es aportar un sistema de
experiencia, como en Castle Crashers, que nos permita subir ciertas
características, como en Castle Crashers, y de vez en cuando poder
desbloquear nuevos planos con los que equiparnos con armas que
modificarán nuestras habilidades... como en Castle Crashers. ¿He
dicho ya que el juego resulta muy similar a Castle Crashers? De todas
formas, no os quiero engañar, el juego cuenta con cosillas que lo
separan bastante del clásico de Xbox Live Arcade, como por ejemplo,
un tipo de coleccionable secreto, que nos invitará a revisitar
niveles anteriores con el fin de completar piedras de roseta, sus
jefes con sus mecánicas o enemigos que sólo podrán ser dañados
por un personaje concreto del equipo, obligándonos a jugar siempre
contando con todos.