Arrancamos y, como ocurrÃa en el original, empezamos creando a nuestro personaje por medio de un interfaz muy simplificado, sin apenas opciones de personalización, que se visualiza desde un espejo en el baño. ¡Mala idea! pues resulta muy fácil mover la cabeza más de la cuenta y traspasar la pared posterior.
Por lo visto, el problema de la estatura es una constante en nuestra aventura, pues el juego no le pone remedio mediante ninguna opción de ajuste y sentiremos estar en un mundo de gente gigante. Largas y molestas caminatas por el yermo
La interacción la llevamos a cabo con el clásico puntero que remarca el objeto al que apuntamos. Nuevamente la adaptación sufre del problema del apelotonamiento de Ãtems cercanos entre sà que dificultan, con demasiada frecuencia, que elijamos cómodamente el deseado.