Nintendo no ha estado ajena al mundo de los ports. Desde edad bien temprana sus juegos han revisitado diferentes plataformas. Y el máximo exponente de la mala gestión de los mismos lo encontramos en las Consolas Virtuales donde los usuarios deben pagar en las diferentes tiendas online por cada copia del juego que se adquiere. Pero también es cierto que la política en Nintendo 3DS está siendo un tanto diferente. La generación comenzó con dos lavados de cara de dos de los mejores juegos de la época de Nintendo 64 como son Lylat Wars y Ocarina of Time. Y, a la par que éstos, la reutilización del recientísimo Donkey Kong Country Returns no es un asunto baladí.
Aunque sigue la misma línea que el resto (un estudio más o menos desocupado que se encarga de adecuar el juego a la nueva máquina), la versión portátil del espectacular juego de Retro cumple con alicientes suficientes como para hacerse un hueco en el catálogo de Nintendo 3DS. En primer lugar porque el uso de diferentes planos de profundidad que se hace en la versión original para Wii encaja plenamente con la capacidad 3D de la consola. Y en segundo lugar porque su sistema de juego basado en pantallas cortas es un claro referente a la política actual de las sagas de bolsillo de la compañía. Pero ¿realmente merece la pena estando el original tan reciente? Lo cierto es que creemos que sí, incluso para aquellos que ya jugaron el original en su momento. Monos muy musicales
No hay novedades en la historia ni en los personajes. Transcurrido año y medio desde la salida al mercado de la versión de Wii, aún consideramos que, aunque traumática, la decisión de eliminar a los kremlings, con King K. Rool a la cabeza, de la ecuación no fue del todo desacertada. La tribu de los Tiki Tak consigue hacerse un hueco entre el elenco de personajes y dar al título una personalidad propia. Su huestes de instrumentos musicales vivientes han hipnotizado a los pequeños animales de la selva y les han robado todos sus plátanos. Donkey y Diddy no dudan en repartir leña a diestro y siniestro hasta recuperar su preciado tesoro. Bajonazo visual
Sin duda, el juego sale mal parado en el recorte técnico. Además de la supresión de algunas de las animaciones del original (aquellas que salen cuando el jugador se detiene), el juego reduce a la mitad el número de frames por segundo (pasa de 60 a 30) con la consabida pérdida de fluidez. Las texturas y los modelados también sufren un bajón, haciendo que cualquier comparación con la versión grande sea odiosa. Pero lo cierto es que aún así el juego luce de escándalo en la portátil y consigue codearse con los títulos más punteros de la consola.
Los más pequeños detalles que hicieron grande al original siguen presentes. Monster Games ha hecho una labor titánica reduciendo a un frasco tan pequeño un juego tan vivo como es el de Donkey. El efecto 3D se adapta tal y como esperábamos a las distintas capas de los escenarios, consiguiendo alcanzar uno de los mejores niveles 3D vistos en la consola. En el apartado sonoro, aunque los altavoces de la portátil no son de lo mejor y empañan el resultado, la banda sonora del juego sigue siendo una gozada, tanto por las versiones de piezas clásicas como por los nuevos temas.
