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Uno de los puntos más flojos de la jugabilidad quizás radique en la facilidad que se le da al jugador para cumular ítems o vidas en su marcador. En anteriores juegos era común poder tener en reserva un objeto que utilizar en plena partida como último recurso. Se ha eliminado esa comodidad de poder utilizar la reserva en plena partida reduciendo su uso al mapa del mundo, pero por el contrario ahora podremos tener una amplia colección de objetos en nuestro haber: hasta 99 unidades de cada uno de ellos. También es excesiva la rapidez con la que el número de vidas sube en su marcador, ya que las vidas se consiguen con extrema facilidad. Ello acarrea en el jugador una dejadez en exprimir cada nivel al dedillo ya que no necesitará recoger monedas para acumular vidas ni rebuscar en cada uno de los bloques con el fin de dar con las vidas ocultas en su interior, empañando así uno de los atractivos más clásicos. También se debe destacar el desaprovechamiento de algunos elementos como las monedas rojas. No supone ningún aliciente para el jugador superar el reto de capturar 8 monedas rojas dentro del límite de tiempo ya que lo único que consigue es un ítem o, en su exceso, una vida, por lo que no hay nada que nos incite a recolectarlas más allá del afán de superación de cada jugador.
No obstante todas estas facilidades simplemente están ahí, estamos convencidos de que serán de gran ayuda a los jugadores menos expertos –que encontrarán un juego complicado- y que serán utilizados con mesura por los más avezados.
A 4 bandas
Sin contar el entretenido intento en Super Mario 64 DS, Nintendo no había tratado de convertir un juego tradicional en multijugador desde Mario BROS. Si bien los juegos de plataformas contaban con un multi en el que ambos participantes alternaban su tiempo de juego, nunca habían participado de forma simultánea en una aventura de este calibre. Y resulta curioso que una idea tan sencilla y tan trivial no haya sido llevada a cabo hasta ahora.
Cuando juegas con varios amigos el juego alcanza una nueva dimensión. Los niveles se vuelven mucho más difíciles y esas vidas que con tanta facilidad has conseguido jugando en solitario desaparecen a un ritmo alarmante. Ese aumento de la dificultad no se debe a un componente de lucha entre amigos, sino que molestarás y serás molestado sin intención. No estamos ante el clásico multijugador en el que los personajes se atraviesan como si fueran fantasmas, sino que cada muñeco ocupa un espacio físico. Si la plataforma es pequeña, no podrán subirse los 4 encima, si alguien salta hacia un acantilado para atravesarlo, pero alguien le pisa, caerá sin remedio. Convierte los niveles más fáciles en trampas mortales.
Existen 2 modos de juego principales. En uno de ellos jugaremos la aventura principal superando niveles (pudiendo guardar los datos del jugador y utilizando ítems almacenados) o jugar libremente sin guardar los avances en las fases ya superadas. No existe una diferenciación clara entre competitividad o cooperativo puesto que la idea es que todos lleguen al final de la fase sin importar los puntos (aunque se haga recuento al llegar a la bandera), pero como ya se ha comentado, es inevitable que las buenas intenciones acaben siendo eso, intenciones.
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