En este contexto, el jugador, tras la desaparición de la familia y la tribu, debe encontrarlos y ponerlos a buen recaudo. El juego no lo dice en ningún momento. De hecho, no hay diálogos entre NPCs, enemigos y demás, sólo gruñidos, imágenes claras y una música que le muestra al jugador que ocurre y que debe hacer. Sin duda “una imagen vale más que mil palabras”. Los cautivos se reparten por toda la primera gran zona. Una vez rescatados y gracias a los recursos disponibles, podremos reconstruir la aldea de la tribu. Cada compañero de tribu puede ofrecernos al menos un desbloqueo del modo de crafteo. Incluso, mediante el pago de recursos, puede acompañarnos. Las chozas de la tribu se pueden mejorar, ofreciendo recursos sin necesidad de salir a buscarlos. La aldea puede trasladarse a algunas zonas.
Los desbloqueos son vitales, ya que como buen metroidvaia, hay zonas inaccesibles al principio hasta que consigamos habilidades u objetos. Esto se debe, por ejemplo, a la presencia de plantas espinosas que cierran el paso a algunas zonas, al menos hasta que usemos antorchas contra ellas. También la presencia de plantas venenosas que pueden matarnos si no usamos antídotos. Resumiendo mucho, Primal Planet ofrece una jugabilidad en parte clásica y en parte novedosa. Puede que su duración sea relativamente corta, no obstante, es divertida, entrañable y obstante accesible.
El alma salvaje de Primal Planet
Primal Planet ofrece un apartado gráfico y artístico marcado por el pixel art. Puede resultar algo tosco, aunque sabiendo que estamos hablando de un indie, el resultado es aceptable. Podemos encontrar escenarios que nos pueden recordar a la mítica saga Jurassic Park. Entornos selváticos, profundidades marinas, montañas, bosques. Por supuesto fauna salvaje en forma de animales antes descritos. Hay muchas criaturas que sirven como decoración y puntos fáciles de experiencia, pero sin duda ayudan a llenar de vida estos escenarios. También, de forma cruda, nos queda claro cuál es la cadena alimenticia y como priman los instintos de supervivencia, maternales y demás.
¿Cuál es la causa de esta “claridad”? El juego, como hemos comentado trata de hacernos entender lo que ocurre gracias a imágenes, gruñidos, miradas, apariciones. No hay “palabras” en Primal Planet, ni falta que hacen. No obstante, hay diversos elementos que, aunque resultan graciosos, hacen que el juego pierda algo de su credibilidad. Por ejemplo, si usamos delfines como medios de transporte, no perderemos oxígeno. Algunos de los dinosaurios, que simulan luchas contra “jefes”, son más fáciles de derrotar si nos colocamos en partes del propio jefe donde la IA no es capaz de alcanzarnos.
Ese aspecto “jurásico” que ofrece el juego contrasta con las instalaciones alienígenas, llenas de un lenguaje extraño, armas futuristas, drones, pistolas. También laboratorios. Es cierto que resulta extraña esta combinación, aunque seguro que a esos canales dedicados a la “historia” les encantará la aparición sorpresiva de habitantes de otros mundos.
