Killzone 2

La sensación de peligro, agobio y tensión constante, son la base del diseño de los entornos que nos acompañarán durante toda la aventura. Como invasores en un mundo dominado por humanos de alma deforme, estaremos continuamente sometidos a la presencia de edificios y construcciones de marcadas líneas rectas, fachadas decoradas con simbología militar y calles con un marcado estilo nazi, cuyos habitantes tan solo tienen un deseo: nuestra muerte.
Las condiciones atmosféricas, dominadas por fuertes tempestades eléctricas, vientos huracanados, densas nubes que todo lo cubren e incluso tormentas de arena que ayudan aún más a pronunciar el carácter amenazante del entorno.
Pero aún queda lo peor: nuestros enemigos son seres leales, concebidos para el combate y con un incontrolable odio hacia el resto de la humanidad.
Las luces rojas de sus visores son el rasgo predominante, sin embargo nos enfrentaremos a una gran variedad de ellos, desde cientos de soldados de a pie, cuya aparición no parece tener fin,  a gigantes armados con ametralladoras a los que tendremos que vencer con estrategia y perseverancia, o a francotiradores que se ocultan en los rincones mas inhóspitos a nuestra espera, a robots voladores que, sin estar tripulados, manifiestan un ansia de sangre similar al de sus creadores y una infinidad más de variantes y amenazas, producto de la combinación de sus artes de guerra y de los múltiples utensilios de muerte que encontraremos a nuestro paso, como pueden ser tanques, torretas ametralladoras, granadas y demás.

A diferencia de la primera entrega, aparecida años atrás en PS2, en KZ2 no encontraremos tanto ni tan variado arsenal. El motivo no es otro que obligarnos a elegir entre las disponibles, la mejor arma para cada situación venidera.
Esto dota de un componente mucho más estratégico a la acción y evita que sucumbamos a la tentación de coger armas sin ningún tipo de criterio, terminando por descargarlas caóticamente sobre nuestros enemigos.
La escasa munición nos obligara en más de una ocasión a desplazarnos velozmente, desprotegidos, en busca de ese deseado cargador que se encuentra al otro lado de una calle, custodiada por un nido de ametralladoras. El peligro nos acechará detrás de cada esquina y nuestra será la decisión a la hora de enfrentarnos a los Helghast. Sin embargo, si hay algo de lo que no dispondremos es del tiempo necesario para tomarnos las cosas con tranquilidad.
Entre las características más importantes de estos feroces combatientes cabe destacar su gran inteligencia. Si les disparamos, ellos intentaran cubrirse. Si nos superan en número, organizaran estrategias para masacrarnos, y si optamos por escondernos cobardemente, presenciaremos con horror como sus granadas aterrizan a nuestros pies. Sin descanso, sin piedad.

Para completar exitosamente la que aparenta ser una misión suicida, contaremos con el apoyo de las fuerzas, en esta ocasión invasoras, de la ISA, que nos acompañaran desde el primer momento que pongamos un pie en tierra.
Garza, Rico & cía. nos acompañaran por nuestros avances, cubriéndonos las espaldas con gran acierto y demostrando que la IA de nuestros aliados también puede ser de gran ayuda.
En caso de que caigan víctimas de algún disparo o explosión, dispondremos de una cuenta atrás para salvarles. Este cronómetro correrá a nuestro favor en el caso de que nuestro compañero herido se encuentre en un lugar seguro, y en nuestra contra si continúa siendo blanco de ataques. Un elemento interesante que despertara nuestro compañerismo y nos motivara a arriesgar la vida por el bien de la tropa.

En ciertos momentos épicos, se congregaran un gran número de soldados, tanto enemigos como aliados, especialmente en los acordes finales del juego. Será entonces cuando podamos disfrutar de la grandeza de la recreación audiovisual del entorno bélico en toda su plenitud, en unas dimensiones técnicas nunca vistas en un videojuego.
El chip cell de PS3 maneja, sin despeinarse, miles de variables que representan personajes, maquinas de guerra, disparos, explosiones y los daños que estas causan en tiempo real a los elementos del mapeado.