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El humor estará presente en momentos condimentados con cierta absurdez, cuando Bruno decida soltar algún impulsivo comentario o al dialogar con algunos personajes, cuyo largo retiro del mundo exterior ha debido trastocarles la mente. Es este punto cómico, el que han querido aportar, desde el principio, el equipo español, cumpliendo a la perfección quizás por su experiencia con la saga de Mortadelo. En líneas generales, el desarrollo se mantiene a base de diálogos con los frailes, de recoger y utilizar los objetos útiles que vallamos encontrando y descubrir pistas que nos lleven al encuentro del supuesto culpable. La historia se irá desentramando a lo largo del juego y nos conducirá de una manera completamente lineal por cada dialogo y suceso que acontezca, hasta tal punto que resultara irrelevante el orden de las preguntas que realicemos a los monjes, puesto que se formularan automáticamente tarde o temprano.
Este aspecto le resta total libertad pero le da un aspecto más cinematográfico que gustara a los más puristas del genero. El hilo argumental está dividido en cuatro actos, cuya duración dependerá de nuestro ingenio y habilidad para solucionar los puzzles que nos plantee el juego. A pesar de la dificultad de algunos momentos que puede alargar su vida, el juego se llega a hacer demasiado corto en comparación con otras aventuras graficas clásicas. Para realizar todas las acciones, bastara con dirigir nuestro ratón y pulsar sus dos botones, distinguiendo entre el izquierdo para observar o desplazarnos y el derecho para utilizar, accionar o hablar. Una sabia elección de controles que sin duda agradara a todos los usuarios.
La abadía parecerá representada en un mapa dibujado en pergamino, que podremos desplegar en cualquier momento para “teleportarnos” a la entrada del lugar elegido. Esto representa una ventaja a la hora de ahorrar tiempo en los desplazamientos, pero resta profundidad espacial al entorno, dándonos una sensación excesivamente modular. Los escenarios están dibujados a mano en 2D, presentando un correcto detalle en la mayoría de los casos, pero cayendo en la extremada simpleza en algunas ocasiones, lo que le hace perder el elevado valor artístico que intenta mantener durante todo el juego.
La perspectiva de cada plano tiene como premisa principal, crear una intensa sensación espacial, empleando puntos de fuga lejanos y forzados ángulos de cámara. Las limitaciones de este tipo de gráficos no permiten más que veamos efectos de zoom y scroll como medio para seguir nuestros desplazamientos. Dado que el juego se desarrolla en una ficticia abadía de la edad media española, los diseños se mantienen fieles a las estructuras y construcciones de la época. Exagerando solamente ciertos aspectos como la localización del complejo en lo alto de una imposible montaña.
Los personajes, en cambio, se presentan modelados en 3D con un conseguido efecto Cell-shading que les otorga una apariencia cartoon, encajando a la perfeccion con el entorno y dotándolos de animaciones más fluidas. Su interacción con la iluminación de la estancia en la que se encuentren también está muy lograda, presentando brillos, penumbras y demás variaciones según se encuentren cerca de una fuente de luz, estática o móvil. Es una lástima que las expresiones faciales no estén a la altura y nos ofrezcan una sensación irreal en muchos diálogos, en los que recae una importante responsabilidad dramática sobre los rostros protagonistas. La sincronización labial brilla por su ausencia y se limita a mover las bocas irregularmente y sin ningún patrón definido, lo que tampoco mejora la credibilidad de los personajes.
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