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El centro comercial en el que se desarrolla la acción está muy bien construido y logrado al detalle. Hay todo tipo de tiendas en las que encontrar armas de lo más variado. Vamos, que casi todos los objetos que aparecen en el juego son utilizables para agredir… Y no solo hablamos de los obvios (pistolas, espadas, motosierras, palos de Béisbol…), también de otros de lo más peregrinos, como partes de maniquíes, DVDs, Cajas registradoras, macetas... vamos, un poco de todo, estando además cada uno personalizado para que “haga daño” de una forma creíble y personalizada. Hay además algunas armas que hacen que se te escape una carcajada, como las cabezas de muñeco que les puedes poner a los Zombies y hacen que se muevan ciegos por el escenario, tropezándose con todo lo que les rodea.
Enemigos e Inteligencia Artificial.
Como he comentado los Zombies son más una molestia que un enemigo propiamente dicho. De vez en cuanto, en alguna de las misiones principales o secundarias, nos encontramos con un jefe. Todos tienen su secuencia de introducción al estilo Grand Theft Auto, y son particulares y muy bien construidos, aunque no se tarda mucho en pillarles el tranquillo, ya que siempre hacen los mismos movimientos (más o menos y en distinto orden, pero cada uno hace siempre las mismas cosas) y no son muy inteligentes, sus estrategias para acabar con nosotros no varían. Destacan algunos como el Payaso Loco (en mi opinión el mejor y más cachondo) y sus dos motosierras, un Indio, un veterano del Vietnam… Vamos, que si no hubiera zombies el pueblo sería peligroso igualmente con tal colección de desequilibrados.
Objetos y “power-ups”.
En cada momento nuestro personaje puede llevar una cantidad de objetos, que va variando con el tiempo según adquirimos experiencia (pequeño toque rolero). El problema es que este inventario es común para los tres tipos de objetos posibles: Armas, Comida que regenera nuestra vida o libros (los comentamos a continuación). El sistema puede llegar a ser frustrante ya que las armas duran una serie de golpes (o disparos), pasando a nuestras manos el siguiente objeto en el inventario sin avisar, con lo que podemos llegar a gastar comida cuando aun tenemos la barra de vida llena (pasa continuamente).
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