Como ya he dicho en más de una ocasión, Games Workshop está poniendo toda la carne en el asador licenciando sus propiedades de Warhammer para la creación de videojuegos, motivados seguramente por una búsqueda de beneficios ahora que los chavales no ven tanto mérito a eso de coleccionar y pintar muñequitos. En esta ocasión, nos encontramos ante un juego de rol de acción basado en Warhammer Fantasy, el mundo de espada y hechicería, ya salido en 2019, que aprovecha las nuevas consolas para relanzarse, a la vez que añade a un nuevo tipo de personaje, el Cazador de Brujas.
No diga “juego de rol de acción”, diga “Diablo”
Resulta increíble la cantidad de vueltas que damos a veces para explicar un género, cuando en realidad no tiene nada de malo mencionar a su claro inspirador. Que me perdonen los puristas, pero no tengo más remedio que empezar diciendo que Warhammer: Chaosbane es un juego tipo Diablo inspirado en el mundo de Warhammer Fantasy. La trama gira alrededor de seis héroes que son coetáneos a Magnus el Piadoso, el salvador del Imperio de los hombres. Como os podéis imaginar, el mundo en el que nos moveremos está claramente corrompido por el Caos. Comenzaremos nuestra aventura en Praag, donde Teclis el alto elfo nos pedirá que le ayudemos en la misión más importante con la que jamás podrá colaborar nunca nadie: acabar con las múltiples manifestaciones del Caos, para así ayudar a Magnus a devolver al Imperio el fulgor que necesita.
Esta trama, claramente centrada en el Imperio, no deja de lado al resto de razas de Warhammer Fantasy. Podremos escoger entre un total de seis, siendo la opción más estándar el típico imperial. Pero también podremos encarnar a un enano Matador, una elfa silvana, un alto elfo, un cazador de brujas o una ingeniera enana. Cada uno de estos personajes cuenta con su propio video de presentación dándole sentido a su presencia en Praag, un detalle que fascinará a los enamorados del trasfondo de Warhammer, pero que se acaba haciendo algo largo para el resto. Por lo demás, la estructura del juego y sus misiones serán iguales para todos los personajes, si bien no tendrá nada que ver enfrentarnos al Caos con un soldadito imperial, que con un hechicero elfo.
Si bien la estructura de las misiones es bastante lineal, siendo por lo general “ve a, obtén objetivo, ve a B, vuelve”, nuestras aventuras nos llevarán por multitud de lugares, desde catacumbas a sombríos páramos, pasando por fortalezas o incluso túmulos funerarios de los Reyes Funerarios de Khemri, uno de sus DLCs más recientes. Os reconozco que si bien el juego no acaba sobresaliendo por su trama, todo se suple ante la opción del juego multijugador local de hasta cuatro jugadores, en el que bastará con que encendamos mandos adicionales para que estemos dándonos de tortas codo con codo en la misma habitación, o a través de internet, explorando todos estos entornos y enfrentándonos a terribles jefes. Sin duda, una gran experiencia.
Un destrozaclics adaptado al mando
Un punto caliente en las adaptaciones a consola de juegos tan claramente ligados a una plataforma como es el PC es el control. Y es que a priori, Warhammer Chaosbane cumple todo lo que cabe esperar del género. Cámara cenital, centrada en nuestro personaje, que tendrá que destrozarse los dedos machacando sin parar un botón para acabar con las oleadas de enemigos que se le echen encima. Y he de reconocer que en las decenas de horas que llego de juego, no he echado en falta para nada la opción del ratón.