Estilo musical, fuertemente inspirado La excelente
banda sonora, compuesta por Gustavo, sigue la línea del primero y le da
mayor importancia a la guitarra. La protagonista toca en varios momentos
este instrumento, que es clave en el desarrollo del personaje, por
medio de un minijuego musical. Es muy poco determinante en términos
prácticos, pero ayuda a sentirnos un poco más dentro de su piel. El
resto de temas no interactivos representan a la perfección la temática
de la historia: tristeza, añoranza y venganza. Una OST magistral, digna
de ser escuchada independientemente del juego, y que logra conmovernos
especialmente en sus versiones cantadas.
El detalle de los
efectos sonoros está a la altura del resto de apartados técnicos. Nos
sorprenden en la fidelidad y en el feeling realista del que dotan a
todos los elementos físicos y atmosféricos. Preparaos los que seáis
sensibles a los sonidos ASMR, pues la lluvia chocando con el suelo
mojado, o con las lonas, os va a dejar en trance. Siéntete como un ninja No es un juego que innove en mecánicas, aunque las que tiene funcionan muy bien. La
principal, de sigilo es una evolución de la ya conocida, pero con
algunas interesantes novedades. Por ejemplo, los perros, que añaden una
nueva dimensión, o la mejor comunicación entre los enemigos humanos, que
nos obligan a medir mejor el timing entre sus conversaciones. Entre
los enemigos del bando “zombie” encontramos algunas novedades tan
sorprendentes como desagradables. Afortunadamente su mala vista nos
permite sortearlos y emboscarlos con relativa facilidad, aunque
cualquier despiste puede resultar fatal. La exploración,
presentada como “libre”, en entorno abierto, al principio del juego,
pasa a ser lineal, con excepciones, durante todo el desarrollo de la
aventura. Una decisión de diseño un tanto errática que me parece una
oportunidad perdida para inyectar un mayor espíritu de exploración por
su precioso mundo. Entre los restos de la civilización Encontramos
diferentes vehículos que nos ayudan a desplazarnos por entornos amplios
y/o específicos. Son una gozada de controlar y nos permiten romper un
poco con la monotonía de caminar. También suponen una alternativa a la
hora de abordar los elementos del entorno, de tal manera que puede
interesarnos usarlos o no, dependiendo de la situación. La
navegación por los escenarios gana en verticalidad y plantea algunos
puzles basados en la física que me han gustado mucho. Es cierto que no
siempre son tan evidentes como pretenden y que no funcionan totalmente
bien en todos los casos, debido a que impiden ser resueltos de otras
maneras discutiblemente válidas, pero la sensación al superarlos es
siempre buena. De todos modos, por si nos vemos con poca paciencia o tenemos el día torpe, el juego incluye ayuditas para que no desesperemos.
Con las uñas negras Los
entornos están repletos de recursos a la espera de ser encontrados.
Estos elementos cotidianos se clasifican en unos concretos, que nos
permiten fabricar, con asombrosa rapidez, toda clase de útiles como
botiquines, cócteles molotov, explosivos o flechas. La
existencia de estos nos condiciona a ir muy pendientes de cada rincón
del escenario, ocasionándonos un comportamiento enfermizo que choca con
las ganas de, simplemente, disfrutar del entorno.
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