En primer lugar, gracias a nuestra comunión con el
portador del acervo del Dragón, la muerte no será el final. Incluso, si
somos hábiles, no supondrá ni siquiera una penitencia, ya que nuestro
protagonista, como bien reza el tÃtulo, tendrá que morir dos veces antes
de que su muerte sea definitiva. Una de estas resurrecciones será
gratuita, recuperándose cada vez que recemos en una estatua de nuestro
amigo escultor, lo que provocará una reaparición de todos los enemigos
del área (es decir, sÃ, las estatuas son como las hogueras de los
Souls). Conforme avancemos, podremos desbloquear resurrecciones
adicionales, las cuales se irán recargando conforme inflijamos heridas
mortales a nuestros enemigos, o cuando gastemos un objeto concreto. Esto
será especialmente cruel cuando nos enfrentemos a los jefes, ya que si
nos matan, aunque tengamos una resurrección adicional disponible, no
podremos usarla hasta hacer esa maldita herida... lo que suele venir a
significar matar al jefe en sÃ.
Tras resucitar, no podremos
evitar llamar la atención de nuestros enemigos, asà que realmente, sólo
tendremos dos opciones. O confiar en nuestra habilidad para terminar lo
que no fuimos capaces de terminar antes, o huir como un perro. Y creedme
que esta segunda opción suele ser preferible, ya que de morir de nuevo,
perderemos la mitad de nuestra experiencia y dinero, elementos
indispensables para aprender nuevas habilidades o comprar mejoras de
nuestras herramientas. No obstante, en ocasiones, conseguiremos evitar
la penalización gracias a la ayuda invisible, una especie de ángel de la
guarda que nos salvará tres de cada diez veces.
Lo malo es que
si somos cabezotas, o morimos demasiado a menudo, el uso de nuestros
poderes de resurrección provocará que se propague una letal enfermedad
por el mundo, la dracogripe, que anulará a los personajes secundarios
con los que nos encontremos, y reducirá la probabilidad de ayuda
invisible. Supuestamente, este estado es revertible, y no tardaremos en
encontrar a un personaje que nos ayudará a combatir la infección, Emma.
Pero tengo la sospecha de que la misión está algo bugueada, ya que
necesitamos ofrecerle muestras de la sangre de enfermos por la
dracogripe... y por algún motivo, el escultor, el primer infectado, no
parece contar. Asà que al menos en mi partida, estuve condenado a no
curar la dracogripe del mundo.