Lamentablemente para nosotros, el talan no tiene ni idea de qué
es una sonda, o siquiera qué pinta tiene, pero insiste en identificarnos
como el Ulukai, y nos pide que salvemos a su raza. Entonces, el estoico
y valiente Cutter Slade se rinde a los ruegos del alienÃgena. Total, es
cierto que cada minuto cuenta para evitar la destrucción de la Tierra,
pero... ¿acaso hace daño intentar ayudar a estas pobres criaturas
mientras busca la dichosa sonda? Y además... seguro que le será mucho
más sencillo dar con ella ganándose el favor de los alienÃgenas, que
tratando el asunto "a la americana".

Uno de los primeros mundos abiertos
Todas
las bases de la historia del juego se plantean entre su cinemática
inicial y las posteriores conversaciones con los talan en la región que
nos servirá de tutorial, teniendo después total y absoluta libertad para
jugar al juego como podamos. Outcast es, efectivamente, uno de los
primeros juegos de mundo abierto en tres dimensiones que se
desarrollaron, bastante tiempo antes de que Grand Theft Auto 3 fuera
siquiera un proyecto. El tÃtulo era, simplemente, revolucionario, y sus
creadores tuvieron la difÃcil tarea de tener que definir como se jugaba a
algo que hasta ahora, simplemente, no existÃa.
En principio,
Outcast se podrÃa definir hoy en dÃa como un juego de disparos y de
exploración en tercera persona. Aunque el hecho de que el combate sea
muy importante para el tÃtulo, no es, ni de lejos, la única ni mejor
manera de avanzar por el juego. Para tener éxito en nuestra misión,
necesitaremos explorar las diferentes regiones de Adelpha y hacernos con
materiales con los que provisionarnos, y obtener nuevo y mejor
armamento con el cual combatir a la terrible casta del fuego. También
tendremos que tener especial cuidado con los talan, ya que si bien
nuestras escaramuzas contra los guerreros no les quitaran el sueño (casi
que más bien, lo contrario), cualquier interacción que tengamos con
ellos provocará que cambie la manera en la que somos tratados.
Vamos,
dicho de otra manera. Si no cumplimos con nuestra misión como Ulukai,
como elegido, los talan empezarán a despreciarnos y a ignorarnos, a
requerirnos precios y costes más altos por su ayuda, o incluso empezarán
a atacarnos cuando nos vean, aunque no sean de la casta del fuego.
Tendremos que granjearnos su favor, ayudarles en las misiones que nos
irán encomendando conforme hablemos con ellos en los campos y ciudades,
para conseguir caerles mejor y, ojala, recibir alguna información de la
dichosa sonda, o de la suerte de los cientÃficos de nuestro equipo.

Un remake fiel al original
Pese
a tratarse de un remake, Outcast: Second Contact mantiene todas estas
particularidades del tÃtulo original. Se ha mantenido su control de
disparos en tercera persona, al igual que su elaborado sistema de
conversación con los talan, o el más que curioso sistema de indicaciones
para llegar de un lado a otro de la región. Hay que reconocer que
algunas de las mecánicas que nos plantean nos parecerán algo desfasadas
hoy en dÃa. Por ejemplo, en una época en la que hasta los juegos de
exploración remota cuentan con un sistema tipo GPS para indicar nuestro
siguiente objetivo, es muy frustrante estar preguntando cada poco rato a
los talan que nos crucemos cómo llegar a nuestro destino. Porque estos
malditos bichos marrones son igual de fiables en sus indicaciones que
cuando preguntamos cómo llegar a un sitio a cualquier persona de ciudad
en mitad de la calle.
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