Grand Theft Auto: San Andreas

Las tres ciudades principales que forman el estado de San Andreas son: Los Santos, San Fierro y Las Venturas. Y como ya habréis podido adivinar las tres son guiños a las tres colosales ciudades de la costa oeste norteamericana Los Angeles, San Francisco y Las Vegas. Cada una tiene sus propios distritos y particularidades. Así pues podemos encontrarnos en Los Santos desde los barrios más marginales hasta la lujosa colina donde se ubica Vinewood... efectivamente, el equivalente a Hollywood.

En San Fierro nos encontraremos con una ciudad cuyas calles son auténticos toboganes que van desde la parte alta a la parte baja de la ciudad y en la cual las persecuciones de vehículos resultarán realmente espectaculares ¿os suena de algo? Y por último Las Venturas es esa ciudad infestada de neones por doquier con multitud de lujosos establecimientos en los que jugarse un montón de pasta y donde lujo, glamour y despilfarro se dan la mano.

En esta tercera entrega de la saga GTA adoptamos el papel de Carl Jonson, recién llegado a su barrio natal en la ciudad Los Santos. Aparecemos en escena con lo puesto, sin blanca y con la amenaza de la policía de que a la primera acción delictiva que nos haga volver a las andadas nos imputarán un asesinato y nos pasaremos una buena temporada a la sombra. A partir de aquí comenzarán las peripecias de Carl, que se encuentra con que su madre ha sido asesinada por unos matones que le buscaban a él.

Carl es rechazado en principio por sus viejos colegas de pandilla entre los que se encuentra su hermano, y le achacan a él la lamentable situación en la que la pandilla se ha quedado, la más baja en el estatus de las bandas callejeras de la ciudad. A partir de ahora Carl ha de empezar a hacerse respetar ejecutando numerosas misiones, primero desde las más simples como borrar graffitis enemigos tapándolos con los suyos propios, hasta las más complejas y criminales, llegando a liderar de nuevo la banda de 'Grove' y colocarla en lo más alto del escalafón del respeto callejero.

Es entonces cuando el juego nos deja con la boca abierta ya que en esta ocasión la trama no es tan lineal como en los juegos anteriores. Bien es cierto que existen misiones principales y secundarias. Pero la libertad de acción que se nos permite es tal que el devenir de Carl Johnson dependerá muy mucho de nuestra actitud. Si como habíamos comentado anteriormente sorprende la grandeza de este juego tanto en las posibilidades de acción, como de conducción de vehículos y la magnitud de sus escenarios sobre los que llevarlas a cabo, no contentos con todo eso, a nuestro personaje se le dota de identidad propia, como si un personaje de 'Los Sims' se tratase.