ABZÛ

Los grandes entornos gozan de un gusto general bastante bueno y en más de una ocasión incitan a dedicar unos segundos a contemplarlos tranquilamente, antes de reanudar la marcha. Sin embargo, es fácil encontrar lugares que carecen del mimo estético del resto.

Encontrar los dos mecanismos de paso suelen requerir escasos minutos de exploración, puesto que no están muy escondidos ni los entornos son demasiado laberinticos.

Los pasillos, entre los que existen dos tipos, los rápidos y los lentos, sirven para desahogarnos de la aburrida exploración y proponen nuevos acercamientos al control y las mecánicas. Los rápidos automatizan el avance y la cámara, por lo que solo debemos preocuparnos por disfrutar del viaje y realizar algún tonto minijuego. Paradójicamente para el medio, estos son estos los momentos en los que el juego más se disfruta, pues la música y las imágenes cobran más fuerza que nunca en estas escenas tan poco interactivas.

Los pasillos lentos proponen una mecánica nueva, aunque tan poco satisfactoria como el resto: evitar artefactos que dañan por área. El lento movimiento del protagonista unido al hecho de que no se puede morir en el juego, tan solo ralentizarnos aún más, provocan desinterés y tedio a partes iguales.

Me llevó algo más de 2 horas completar el juego y otra hora conseguir los coleccionables que había dejado atrás, como encontrar lugares de meditación, misteriosas caracolas y liberar especies marinas hasta entonces bloqueadas. Una experiencia corta pero que, en ocasiones, puede llegar a hacerse demasiado larga.

Espectacular en ocasiones, pero principalmente lento y aburrido

Lo mejor de Abzu es sin duda la música. Austin Witony vuelve a firmar una banda sonora original fantástica, rebosante de buenas sensaciones que por sí sola es capaz de levantar nuestro interés por el juego. Tampoco llega a superar a la de Journey en este aspecto, pero ahora sí, se queda muy cerca de mejorar su anterior trabajo.

Los momentos de exploración pausada con temas misteriosos y relajados dan paso a los torrentes emocionales de las secuencias de viaje rápido. Todo esto unido a la buena realización visual, especialmente en la última media hora de juego, nos deja la sensación de que el juego se merecía una realización más equilibrada.