Lo que hace especial a Bravely Default es la
incorporación de un nuevo elemento jugable que rompe las reglas
preestablecidas de los combates por turnos. Brave y Default son los dos
tipos de posturas que podemos tomar en los combates: ofensiva y
defensiva. Además de los comandos tradicionales de Atacar, Habilidades,
Objetos, etc. encontraremos dos comandos para activar estas dos
habilidades que están relacionados con los llamados Brave Points (BP).
Si elegimos Default, el combatiente adoptará una postura defensiva,
reduciendo así el daño recibido en ese turno y sumará 1BP. Los puntos BP
acumulados pueden gastarse activando el comando Brave, que nos
permitirá atacar hasta un máximo de cuatro veces en un mismo turno.

Estos
puntos pueden tomar valores negativos, pero eso nos obligará a estar
tantos turnos sin atacar (y sin defender) como BP debamos en nuestro
contador. Resulta mucho más sencillo de entender, una vez metidos en el
juego, que de explicar. Aunque no aporta un cambio radical al esquema
jugable, lo cierto es que se gana en alternativas a las tradicionales
estrategias. Por ejemplo, si nos vemos rodeados por varios enemigos, una
de las opciones interesantes es focalizar un ataque masivo desde el
inicio contra aquél que se encargue de fortalecerlos o recuperarles
puntos de salud, pudiendo reservarnos un mago que vaya curando a nuestro
equipo cuando se quede desprotegido y con BP negativos. Será cuestión
de cada jugador el adaptarse a este sistema y aprovecharlo como mejor
crea oportuno.
Sumado a estas nuevas formas de luchar nos
aparecen los Sleep Points (SP). Se trata de puntos que iremos acumulando
cuando la consola esté en estado de reposo (cerrada, pero con el juego
encendido). Concretamente conseguiremos un punto cada 8 horas. ¿Para qué
sirven? Para poder parar el tiempo en pleno combate y atacar en
cualquier momento. Lo curioso del asunto es que, si no queremos esperar
tanto tiempo, lo que podemos es comprarlos a un precio de 0,99€. Como
suena. El sistema nos ha dejado a cuadros porque no tiene ningún
aliciente. Quizás sea demasiada ventaja poder atacar en cualquier
momento, saltándonos los turnos del enemigo, pero tan desproporcionadas
nos parecen las ocho horas de espera como el precio a pagar por un
simple ataque extra.
Finalmente, aunque no incluye modo
multijugador propiamente dicho, nos ha gustado mucho la forma de
implementar la colaboración con amigos y usuarios de StreetPass. A
cualquiera de ellos podremos invocarlos en los combates para que nos
ayuden a luchar. Cuantas más veces los invoquemos más se fortalecerán
los lazos de amistad y más poderosos serán sus ataques. También nosotros
podremos ser invocados en sus consolas. Para ello deberemos de activar
un sistema que “graba” nuestro próximo ataque, recordando el tipo y el
daño causado. Será éste turno el que enviemos a amigos y usuarios de
StreetPass.

Éstos últimos también formarán un papel activo en el
juego, concretamente en la reconstrucción de Norende. Utilizaremos los
encuentros de StreetPass como obreros que trabajarán en las obras de
reacondicionamiento del pueblo devastado. Trabajarán en las tareas de
limpieza del terreno y construcción de tiendas. De esta forma, cuantos
más trabajadores empleemos en determinada tarea, menor será el tiempo
que tardarán en completarla. Todo este tiempo será tiempo real, por lo
que una construcción de 2 horas puede verse reducida a media hora si
utilizamos a cuatro personajes. Aunque no es vital para el devenir de
los acontecimientos, sí que será útil ya que las tiendas de Norende
ofrecerán artículos que no se encuentran en ningún otro lugar del juego.
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