Bloque a bloque
Esta arrolladora personalidad se redondea
con un estupendo trabajo de doblaje que nos permite disfrutar de este
juego en completo castellano. Para ello se ha contado con grandes voces
del doblaje de nuestro país como Juan Antonio Soler, Ángel Del Río o el
conocido Alfonso Vallés que se meten de lleno en el espíritu humorístico
del juego. Más flojo es el apartado sonoro, que destaca más por su
ausencia que por los temas. No vamos a decir que no nos gusten ya que la
banda sonora, con un tema principal muy identificable, tira de piezas
archiconocidas y clásicos que afianzan el ritmo desenfadado del juego.
Pero pasa desapercibida en demasiadas ocasiones, siendo únicamente
audible en aquellos momentos en los que realmente hace falta. Aunque con
esto se consigue potenciar sus apariciones, se echa en falta algo más
de acompañamiento musical.

El apartado gráfico también sufre
altibajos, los mismos que cualquier otro juego de mundo abierto. Debemos
enfrentarnos al popping y a la carga lenta de según qué texturas,
aunque no es excesivamente preocupante. Cuando más se nota es cuando nos
desplazamos a gran velocidad por el mapa, especialmente con vehículos
aéreos. Los ambientes interiores de las misiones especiales son los que
mejor efecto surten y cuentan con un motor gráfico más estable y mucho
más elaborado. Aunque el juego, tratándose de un estilo tan peculiar
como el de los Lego, luce bien en todo momento con muy buenas texturas,
animaciones y modelados, mostrando un trabajo de chinos a la hora de
animar a los más de 250 personajes distintos que cuentan, cada uno de
ellos, con sus propios movimientos peculiares.
El gran punto
flaco del título son sus eternos tiempos de carga. Aunque sólo suceden
en momentos puntuales (en escenas de vídeo y al saltar de una misión al
mapa o viceversa) son realmente molestos e interrumpen completamente el
ritmo de juego. No entendemos cómo puede ser que no hayan sido capaces
de reducir estas cargas que también nos encontramos (por partida doble)
cada vez que iniciamos una partida. Ni Nintendo ni TT se han pronunciado
sobre la posibilidad de un parche que solucione este problema. No
obstante, en nuestro periplo por el mapeado podremos ir de un lado a
otro sin interrupciones.
Más fácil que montar un LEGO
La
ya mencionada libertad de ideas que permite el no estar vinculado a una
licencia ha logrado que Lego City Undercover explore lugares y
situaciones nunca antes vividos. Y lo hace pegando un gran repaso a las
diferentes colecciones de la marca de juguetes. En el mapeado que se nos
ofrece (no es excesivamente grande si lo comparamos con otros sandbox,
pero está muy bien organizado y compacto) recorreremos diferentes
elementos y entornos que cubrirán un variado espectro de posibilidades.
La ciudad residencial inicial pronto dejará paso a la urbe de los
grandes rascacielos o a cabañas perdidas en el bosque Bluebell.

Todo
ello reuniendo en un mismo espacio elementos arquitectónicos
reconocidísimos de lugares de todo el mundo. Lombard Street de San
Francisco comparte escenario con Times Square, Nueva York, barrio vecino
de una versión reducida de Italia que goza de vistas a un peculiar
Monte Rushmore. Aún así, nos ha parecido escaso. Nos hubiera gustado que
se incluyeran muchos más elementos de las series Lego. Entre otras
cosas echamos en falta misiones o zonas relacionadas con la serie Lego
Monster Fighters o Pharaoh’s Quest, a pesar de que sus personajes
estrella sí que hacen acto de presencia como disfraces desbloqueables.
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