
INTRODUCCIÓN: Una extraña cita.
INTRODUCCIÓN: Una extraña cita.
Laura estaba en el centro comercial esperando a su amiga Heather desde hacía media hora. Habían quedado allí para comprar un regalo de cumpleaños para sus padres, pues por rara casualidad lo celebraban el mismo día. Le extrañaba mucho que llegara tan tarde, pues solía ser muy puntual: la conocía desde que ella había empezado en la Escuela de Primaria Humboldt y ahora iban juntas al Jefferson Campus. Mientras esperaba sentada en el borde de la fuente que había en la plaza central del piso de abajo, se dio cuenta de que alguien la observaba atentamente: un chico muy delgado, con el pelo castaño y mirada de loco; parecía un sacerdote aunque no llevaba sotana, pero sí un largo abrigo negro de piel y una camisa blanca de cuello chino. Se asustó y decidió caminar hacia la puerta de salida para ver si su amiga llegaba. El extraño tipo la siguió, así que empezó a caminar más rápido y a cambiar de rumbo varias veces para intentar despistar a su perseguidor. Dobló una esquina y vio que una de las puertas de servicio estaba abierta: decidió meterse en ella para perder de vista al loco aquel y, apenas había cerrado la puerta tras de sí, se lo encontró cara a cara:
- Tu amiga no vendrá - le dijo aquel tipo.- Debes ayudarla en todo lo que puedas si quieres volver a verla con vida.
- ¿De qué me está hablando?- le dijo la chica, bastante asustada.
- No te hagas la tonta, Laura.
- ¿Cómo sabe mi nombre?
- Sé mucho sobre ti: que naciste en Silent Hill hace diecisiete años, que la amiga a la que esperas se llama Heather Mason, es rubia con el pelo corto y que ese a quien tú llamas "padre" no lo es. ¿Quieres que te dé más pruebas?
Un silencio tenso siguió a estas palabras.
- Parece que sabes mucho de mí. Podrías decirme tu nombre almenos...
- Me llamo Vincent, y si quieres ayudar a tu amiga primero me tendrás que hacer un favor.
"Lo que sea con tal de quitarme a este tipo de encima", pensó la chica.
- De acuerdo, dime lo que quieres.
- Busco un sello, un talismán muy poderoso, que está oculto a los ojos de los ignorantes; sólo tú podrás encontrarlo.
- ¿Dónde está? ¿Puedes darme más pistas?
- Sigue el camino de la desesperación a través de la puerta de los pecados...
-¿Algo más concreto, por favor?- le interrumpió la muchacha.
-¡De acuerdo, jovencita insolente! Está en este centro comercial, en el piso de arriba, en una habitación "especial". Encontrarás muchos obstáculos en tu camino, así que ten cuidado. Espero que esto te sirva de algo- le dijo entregándole un revólver.
"Espero no necesitarlo", pensó para sí la chica, "a no ser que esté metida en un buen apuro".
- Gracias por todo, señor Vincent.
- Mucha suerte, Laura. Heather te necesita...
El extraño sacerdote se marchó de allí por la puerta de servicio, pero cuando Laura intentó hacer lo mismo, la puerta no se abría de ninguna manera.
"¡Qué raro!" pensó, "¿Y ahora que hago?"