[color=indigo]Con el último transpirar de la tarde, donde los colores se desvanecen para dar paso al azul oscuro de la noche, tímidamente iluminado por estrellas lejos del alcance de un soñador, el calor se concentraba en un sólo objetivo: volar.
Un par de ojos, rojos y brillantes, llenos de la esperanza que la ilusión utiliza para alimentar el alma, sus plumas temblaban de emociones revueltas, decidido a conseguir esclarecer el único recuerdo que quedó al nacer.
El amanecer de la luna se dio, llenándo de su tenue luz blanca los parajes montañosos que rodeaban aquel nido de rocas.
Dudas llovieron sobre la mente, tal vez sería bueno esperar otra época, o tal vez buscar otra señal en el firmamento, o simplemente contentarse donde estaba, sin tener que volver a experimentar el vuelo alto y el horror de la caída.
Finalmente, extendió sus alas, si tenía que morir, lo haría, pero moriría dando su máximo y no resignándole a su corazón una vida mediocre.
Un agite corto, revisando que las plumas encendieran bien, hoy en el vuelo más osado hacia el final del camino.
Otro movimiento rápido y sintió extender la llama de su espíritu, en bellos anaranjados y rojizos, sus plumas ardieron y vibraban rápidamente con el soplar del viento.
Un paso, su pata dudó, otro paso inseguro, pero poco a poco su determinación fue asegurando lo que sería el impulso a despegar. Finalmente logró el trote necesario, acelerando, el aire concentrándose en elevar aquel cuerpo de fuego.
Sus alas y su cola tomaron el mando, ordenando al viento como comportarse, para permitirle alcanzar la tan ansiada altura, mientras giraba lentamente sobre el radio de la sombre de la montaña lejana.
Veloz, veloz, toma fuerza y agita, gana potencia y elévate!! Su mente se enfiló a aquel punto luminoso, El anaranjado se tornó amarillento, y el rojizo se fusionó para crear aquel color antiguo, sin importar el frío de la noche, su espíritu lo mantendría caliente.
Más alto, cruzando a través de paisajes boscosos, sobre largas dunas de sensuales curvas, la última mirada a los imprevisibles y extensos espejos de agua.
Todo queda atrás, convirtiéndose en una saeta, sus colores han dejado atrás las tonalidades del sol, convirtiéndose en una línea azul que surca el laberinto del cielo, perdiéndose en medio de suaves nubes y fríos alfileres de lluvia
Su final está cerca, lo siente, pero no le importa, ha llegado hasta donde nunca antes ha sentido su grito se convierte en un silbido que ha quedado atrás en el olvido.
Y en un intante, el cielo deja entrever la luz de un segundo, dos veces más relampaguea, antes de desaparecer. Muy pocos sabrán lo que sucedió, a pocos les importará...
Pero de fijo una nueva vida regada con la lluvia de cenizas, recordará ligeramente aquel primer destino de su vida y que a la postre será su último....[/color]