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Los amantes de las aventuras gráficas están de enhorabuena
Para desprestigio de aquellos que vaticinaban la desaparición del género de la aventura gráfica, nos llega una nueva apuesta de la mano de la mano de Future Games, creadores de Black Mirror. Desde un primer momento, los problemas de financiación del equipo de programación han marcado el desarrollo de un título con muy buenas intenciones pero que como veremos se queda bastante lejos de ser un referente en el género.
La historia nos sitúa en el mundo de Aldiara, donde encontraremos hermosos parajes habitados por criaturas fantásticas de toda clase. El protagonista de la historia es Olaf, hijo de Halvard, un famoso héroe que durante años ayudó a proteger el reino de unos temibles seres conocidos como Titans. Después de derrotar a Arioch, uno de los oscuros titanes, Halvard fue desterrado junto a su familia por negarse a participar en una guerra innecesaria ideada por el rey. Dedicó el resto de sus días a entrenar a Olaf en el oficio de héroe, con la sana esperanza de que algún día su hijo siguiera sus pasos y recuperase para la familia el prestigio perdido.
Es así como llegaremos al comienzo de la aventura en sí, con un Olaf dedicándose plenamente a su heroico trabajo, aunque siguiendo sus propias normas. A diferencia de su padre, nuestro carismático amigo prefiere resolver los conflictos entre humanos y criaturas sin recurrir a la violencia, encontrándose en la mayoría de los casos con que dichos seres mágicos ocultan más humanidad que la que muestran la mayoría de los aldeanos que le contratan. Después de uno de estos trabajos, Olaf recibirá la visita de una misteriosa mujer que dice hablar en nombre del mismísimo rey. Éste reclama sus servicios para hacer frente a Krugell, el gigante de hielo. Este titán resulta ser el hermano del difunto Arioch, está bastante enfadado y ha secuestrado a la princesa del reino como represalia. Como héroe de gran corazón, Olaf dejará de lado las rencillas pasadas entre el rey y su familia para acudir al rescate de la muchacha.
El sistema de juego está basado en las aventuras gráficas más clásicas, simplificado hasta el punto de resultar accesible para cualquier tipo de jugador. La pantalla de juego nos mostrará el escenario en su totalidad en todo momento. Accederemos al inventario moviendo el cursor sobre la parte superior de la misma, mostrándose en la parte inferior los diferentes temas a tratar en el caso de encontrarnos en medio de una conversación. La jugabilidad sigue el típico esquema del “point & click”. Moveremos el cursor sobre los escenarios prerrenderizados buscando elementos con los que interactuar. Tan sólo dispondremos de dos acciones a realizar sobre estos elementos: con el botón derecho del ratón Olaf nos ofrecerá una breve descripción del objeto en cuestión y con el izquierdo actuaremos sobre él. El efecto que observaremos dependerá de cada situación, que podrá ser desde recoger un objeto del suelo a empujar una roca para abrirse camino.
Los retos a los que nos enfrentaremos en los distintos escenarios poseerán una dificultad bastante ajustada, obligándonos a exprimir nuestras neuronas en busca de la combinación correcta de objetos que nos haga avanzar. Raramente estos puzzles llegarán a frustrarnos, poseyendo la mayoría de ellos una resolución basada en la lógica. Aun así, y como en muchas otras aventuras, muchas veces será la suerte la que nos haga encontrar la solución al enigma que se nos plantea.
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