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El pasado 23 de Mayo tuvimos la excepcional ocasión de probar Bioshock, llamado a convertirse en uno de los próximos hits para Playstation 3, Xbox 360 y PC.
El acto, celebrado en un céntrico hotel de la capital, contó con la presencia de algunos de sus principales diseñadores, los chicos de Irrational Games.
Según hemos sido informados, nuestro personaje encuentra accidentalmente las ruinas de unas instalaciones submarinas conocidas como "Rapture". A principios del siglo pasado, en los locos años 20 más o menos, Rapture fue un lugar donde convivían las personas más fuertes, inteligentes y bellas de la tierra, en una especie de paraíso terrenal diseñado por un loco multimillonario que había leído demasiados libros de Nietzsche. La utopía comienza a ir mal cuando sus habitantes comienzan a experimentar con la manipulación genética en un intento por hacerse aún mejores de lo que ya lo son mediante una sustancia denominada "adam", hayada en las algas y capaz de otorgar superpoderes, creando así un gran caos y destrucción en este aislado ecosistema. Parece ser que nuestro personaje, contemporáneo de los años 60, llega a Rapture tras sufrir un accidente de avión.
Con esta trama, tan basada en el steampunk (esa extraña rama del ciberpunk en la que se desarrollan futuros alternativos con tecnologías decimonónicas), Bioshock se nos presenta como un soplo de aire fresco dentro del género de los FPS, por lo menos a nivel estético y argumental. ¿Es un juego de miedo con estética de los años 20? Pues puede, oiga. ¿Es una metáfora de lo chungos que somos los humanos cuando queremos? Desde luego. ¿Y qué tal es de gráficos y jugabilidad? A eso vamos.
Aunque la beta que probamos mostraba el juego a un 60% de su desarrollo, se podía comprobar el alto nivel técnico del que, previsiblemente, dispondrá en su versión final. Grandes escenarios llenos de detalles e interacciones, texturas y sombras asombrosas acompañadas de una paleta de colores bastante interesante. Quizás lo que menos nos gustó fue el modelado de los personajes y algunas de sus animaciones, pero es posible que arreglen todo esto en la versión final. En cualquier caso luce de maravilla, oiga. El diseño de niveles parece cuidado al detalle y es innegable la originalidad estética que desprende. Los años 20 son cool (sino que se lo pregunten a Christina Aguilera) y pasear por unas instalaciones que parecen una mezcla entre una peli de mafiosos y un documental de Jacques Cousteau pues mola.
A nivel jugable, Bioshock nos traerá jugosas novedades. En primer lugar tendremos dos tipos de “armas”; las de toda la vida y los superpoderes. Estos superpoderes nos permitirán acciones tales como; lanzar rayos, quemar cosas o enemigos o hacerse invisible y los conseguiremos según avancemos en la historia. También podremos “evolucionar” a nuestro personaje estudiando a nuestros enemigos, mediante fotografías que sacamos nosotros mismos. Esta acción conseguirá que nuestro personaje se vuelva menos vulnerable y más efectivo ante sus enemigos. La mezcla de géneros es muy Light y está muy bien llevada por lo que estos toques de rol y aventura sirven, sobre todo, para dotar a Bioshock de una versatilidad ciertamente divertida. Parece estar de moda la mezcla de géneros como forma para conseguir un nuevo público, algo que se lleva haciendo durante mucho tiempo y que incluso se vio en los primeros títulos desarrollados por Irrational Games para dotar de una profundidad desconocida hasta el momento. En Bioshock además encontraremos una historia también profunda, un desarrollo apasionante, personajes y entornos con los que interactuar, dualidad moral que desarrollar, es decir, hacer las cosas mal para nuestro propio beneficio por ejemplo robando dinero de los cadáveres para luego comprar botiquines y algas del poder así como otros muchos elementos que aún quedan por descubrir. Sus desarrolladores definen a BioShock como la evolución dentro del género de los shooter en primera persona.
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