Una secuela que te pone en la piel —y en las garras— del monstruo.
Techland vuelve a la carga con una de sus sagas más populares, por no decir la que más: Dying Light. Concebido originalmente como un paquete de expansión de Stay Human, creció hasta convertirse en el juego que nos ha terminado llegando. Pero que esto no te haga pensar que estamos ante un título menor, ya que podría pasar perfectamente como una tercera entrega y, sin duda alguna, mirando de tú a tú a las otras entregas de la saga.
Anteriormente en Dying Light...
Para los veteranos en la saga el nombre de Kyle Crane les resultará familiar y es que más de 10 años después de los eventos de la primera entrega de la saga, vuelve al ruedo. Pero... ¿qué ha pasado en todo este tiempo?, pues bien, el bueno de Kyle ha estado en cautiverio por un misterioso personaje llamado “el Barón”, quien ha estado experimentando un día tras otro con Kyle hasta que éste escapa, gracias a la ayuda de unos desconocidos, y su única motivación es la venganza. Así que estamos ante una secuela directa de Dying Light más que ante un DLC agrandado.
Aunque no jugases al original, al principio del juego se nos ofrece un resumen de los hechos anteriormente acaecidos para ponernos en contexto o incluso, si no recordabas bien la trama del juego original. Un pequeño detalle que consigue que jugadores nuevos no estén perdidos mientras juegan.
Bienvenido a Castor Woods
El mundo abierto de Dying Light the Beast es más pequeño que en entregas anteriores, pero no por ello menos malo. Castor Woods combina zonas rurales con una pequeña ciudad, zonas industriales o montañosas, en la variedad está el gusto. Dicho sea de paso, no se echa en falta una ciudad más grande pues aunque sea de tamaño mediano cuenta con una gran densidad de edificios, siendo muy reconfortante explorar cada interior o cada azotea de la misma.
Por supuesto, como en buen mundo abierto, no nos pueden faltar las diversas tareas para realizar. A lo largo y ancho del mapa nos encontraremos con supervivientes que nos pedirán ayuda, zonas que liberar para crear puestos avanzados seguros, subestaciones eléctricas que nos harán la vida más llevadera o las temidas quimeras, que nos ayudarán a conseguir nuevas habilidades. Las noches vuelven con toda su crudeza y oscuridad. Los zombis se vuelven mucho más agresivos y si por si acaso esto fuera poco, salen de sus guaridas los engendros más temibles los cuales no queremos ni ver, pero ellos a nosotros sí. El juego te envuelve en una sensación de tensión sublime mientras huyes de una horda de zombis o peor aún, de cazadores nocturnos...ración del título.