¿Preparado para una subrealista aventura? La nueva ida de olla de los genios de Double Fine.
Seamos sinceros, cuando escuchas "Double Fine Productions", lo primero que te viene a la cabeza es "¡madre mÃa, qué se habrán inventado ahora!". Y es que la gente de Tim Schafer, o en este caso, el visionario Lee Petty, director de arte en joyas como Brütal Legend y Headlander y ahora tomando las riendas en este proyecto tan personal, demostrando una vez más su maestrÃa para crear mundos únicos y evocadores, es especialista en pillarte por sorpresa. Con Keeper, lo han vuelto a hacer. Xbox Game Studios nos trae una aventura que, para qué engañarnos, es una propuesta mÃstica que te volará la cabeza. ¿Una historia sin palabras? ¿Un faro que cobra vida y se va de odisea con un pájaro? Pues sÃ, amigo, la cosa va de eso. Y ojo, que tiene su puntazo.
El despertar de un coloso silencioso
Nos plantamos en una isla perdida en el tiempo, con un faro más olvidado que la consola de ouya. Pero de repente, unas raÃces ahÃ, medio muertas, se tocan con la piedra y ¡zas! El faro despierta. Y no, no es un faro cualquiera. Este tiene un "propósito misterioso", ni más ni menos. Se junta con un pájaro que parece sacado de un documental de National Geographic y juntos se embarcan en una movida que es mitad historia de amistad, mitad viaje astral de metamorfosis y un cuarto de viaje a reinos que ni el Dr. Strange entenderÃa. ¿Raro? Un rato. ¿Intrigante? Lo es, ni de broma te lo esperas.
Menos es más (o eso parece) pero ojo, que tiene su miga
Aquà no esperes tutoriales que te lleven de la mano ni diálogos con árboles de decisiones que te lo expliquen todo. Keeper es una experiencia puramente visual y sensorial. La "historia contada sin palabras" no es un eslogan de marketing, es la realidad. Tu cerebro va a tener que trabajar horas extra para interpretar cada gesto del faro, cada vuelo del pájaro, cada cambio en el entorno. Y eso, para gran parte del sector gamer de hoy en dÃa, acostumbrado a que se lo den todo mascado, puede ser un shock. Es una apuesta valiente por parte de Double Fine, obligando al jugador a ser un observador activo, a descifrar el lore a través de sÃmbolos, animaciones y la propia evolución del escenario.
El juego te sumerge en un mundo que respira surrealismo por los cuatro costados. La interacción se basa en la observación y en una exploración que te empuja a la reflexión. Los puzles, son más bien desafÃos de interpretación ambiental. Tendrás que entender la lógica interna de este mundo, los patrones del faro y las necesidades de su compañero alado para avanzar. No hay medidores de salud, ni barras de energÃa tÃpicas, ni un inventario al uso; la progresión se siente más como un despertar, una serie de "iluminaciones" donde el faro y su colega alado van transformándose, o al menos eso parece, mientras avanzan por reinos que poco a poco se vuelven más abstractos y enigmáticos.

La aventura es marcadamente lineal; aunque a veces te permitas pequeños desvÃos para explorar detalles o puzles secundarios, la ruta principal siempre te devolverá al camino preestablecido, manteniendo una clara dirección hacia el desenlace. No esperes un mundo abierto para perderte sin rumbo, aquà el viaje está diseñado para ser guiado, aunque de forma sutil. Si buscas acción a raudales, ni de broma lo vas a encontrar aquÃ. Esto es para los que disfrutan de las experiencias que te hacen pensar y sentir, no solo apretar botones.
|
|
|