Los que ya tenemos unos años a la espalda nos llenará de nostalgia cuando arranquemos por primera vez Spyro Reignited Trilogy porque estaremos ante lo que para muchos hace 20 años fue una maravilla. Gracias a Activision hace unos meses estuvimos disfrutando de las locuras de Crash Bandicoot. Ahora es el turno de Spyro the Dragon, ambos iconos de PlayStation que durante mucho tiempo fueron mascotas y todo un referente. Estos tÃtulos remasterizados, que además son recopilatorios de varias entregas son los que sà se agradecen, porque realmente han pasado muchas generaciones entre ellos, pero en su dÃa tuvieron tal nivel y calidad, que son dignos de volverlos a revivir.
Spyro Reignited Trilogy incluye la trilogÃa original compuesta por los tÃtulos Spyro the Dragon, Spyro 2: Ripto´s Revenge (aquà como En busca de los talismanes) y Spyro: Year of the Dragon (o El año del Dragón). Cada uno de ellos nos puede llevar unas 5-6 horas pasarnos la historia principal. Si nos detenemos para ir encontrado los coleccionables, salvar dragones o descubrir secretos su duración aumenta. Si somos de los más puristas y queremos tenerlo completado, obteniendo asà todos los logros/trofeos, entonces puede irse hasta las 35 horas perfectamente. A todo ello hay que tener en cuenta la habilidad de cada jugador. Además la dificultad no será ningún problema, siempre han sido relativamente sencillos, combinando acción y plataformas, con enemigos de diversos tipos y jefe finales nos muy duros.
El primero de todos es el más clásico y sencillo. Pero según cambiemos al resto notaremos mejoras importantes, aportando al jugador una mayor profundidad. Si la primera vez hay que saltar, plenear, embestir y quemar para lograr superar el juego. En el resto se añadieron que los objetos coleccionables o tesoros encondidos tuvieran más profundidad. Mientras que en Spyro the Dragon lo obtenido solo servirá a modo de contador para el 100%, en el resto nos permitirá conseguir nuevas habilidades muy útiles y en algunos caso obligatorias para proseguir la aventura. Pero tampoco estamos descubriendo nada que los "old school" no supiesen ya.