Conseguir un contrato es algo complicado, por fortuna cada competición ganada me aporta dinero. Esto me ha permitido ir comprando naves de las 7 escuderÃas, ESA-AGR, Asera, Koeniggswerth, Lunare, Buran, Conqueror y Sulha. Un total de 28 naves que he podido comprar, o ganar. Me gusta mirar mi garaje personal, las he pintado con mi estilo, he mejorado turbinas, imanes de agarre, he endurecido las estructuras, mejorado la aceleración, la velocidad, la fuente de energÃa y la velocidad a la que se cargará durante la competición. Para mi propia seguridad, siempre me aseguro de llevar los mejores escudos de protección.
La cuenta atrás
Estoy a bordo de una nave de Asera en el caluroso desierto del Cairo. Vestido con el mono ignÃfugo y el casco, todo mi cuerpo suda. La deshidratación es un problema, aunque un tubo me permite ir bebiendo sorbos de agua. Esto evita que mi boca y garganta se seque, aunque si bebiera demasiada agua, corro el peligro de vomitar por el impacto de la velocidad y los continuos vaivenes. Esta pista es muy rápida, pero con giros continuados, sobrevuelo una antigua ciudad creada con arena, y realizo algún que otro salto. Estoy en un punto intermedio en la salida, el semáforo se enciende, los nervios empiezan a salir, un cosquilleo recorre todo mi cuerpo. Primero se enciende el color rojo, luego otro rojo, y el verde da inicio a la carrera contra otros 6 oponentes.
Cada competición nos exigÃa un reto diferente, participar en pequeñas ligas por puntos, compitiendo contra el reloj, para mostrar a las escuderÃas que eres el mejor piloto, competiciones en donde se elimina al último piloto en cada punto de control, sobreviviendo en competiciones de velocidad con obstáculos, de velocidad con lanzadoras extra de turbos, o en carreras con teletransportadores que nos llevaban a otros tramos de circuitos, personalmente las que más me gustan.