Dejando ya la literatura de lado, el juego va de robots inmensamente potentes destruyendo otro montón de robots inmensamente potentes a lo largo de diferentes mazmorras y parajes. Podremos elegir entre tres clases (o chasis) diferentes, el francotirador Hex, el tanque Vanguard o la soporte Catalyst, no disponiendo de todas sus habilidades nada más empezar. Conforme vayamos jugando, obtendremos experiencia que se acumulará en nuestro nivel, desbloqueando el acceso a nuevas armas, habilidades y mejorando nuestras caracterÃsticas. En este sentido, el juego recuerda muchÃsimo a Diablo, pero sin su personalización de personajes. No tendremos ni botines que saquear ni delicados arboles de habilidades que den la vuelta al juego, pero si que tendremos que escoger sabiamente entre todas nuestras posibilidades para darle la vuelta a la partida. Porque en este tÃtulo, ser el francotirador no te impide ensuciarte las manos y machacarte los puños contra el puro acero del enemigo.
El tÃtulo está claramente orientado al multijugador cooperativo y a la rejugabilidad. Ofreciendo una campaña de seis horas aproximadamente de duración, el juego va escalando en dificultad según el nivel de nuestro chasis y si jugamos solos u online con amigos. Puesto que el nivel de nuestro personaje se mantendrá y siempre irá in crescendo, se potencia tanto el probar nuevas tácticas con las diferentes habilidades que iremos desbloqueando como el volver a jugar una y otra vez con colegas, si bien no a todo el mundo le convence el rejugar una y otra vez el mismo tipo de misión, contra los mismos enemigos, aguantando oleada tras oleada. Dentro de la misma filosofÃa está el modo Open Protocol, que nos pondrá en un nivel contra infinitos enemigos, ideal para cuando no queremos quemarnos la cabeza buscando el mejor nivel de la campaña para soltar unas tortas.
La potencia de ¡Es-increible-que-no-parezca-Unity!