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Una buena banda sonora
Aunque no supone ninguna novedad, el juego no se encuentra doblado al castellano. El doblaje al inglés no es malo, algo que es de agradecer puesto que hay un buen número de escenas de vídeo a lo largo de la historia. Cuando se vieron los primeros vídeos ingame del juego resultó muy chocante encontrarnos con melodías country en los combates y eso supuso una decepción para muchos puesto que consideraban que no era un tipo de música que encajase en un universo como el de Final Fantasy. Pero cuando estamos dentro del juego nos encontramos con una buena banda sonora.
Quizás no pase a los anales de la historia de los videojuegos, pero realmente nos encontramos con melodías pegadizas y de calidad, consiguiendo transmitir las emociones apropiadas en cada momento y las sensaciones de los entornos que visitemos. La melodía country sigue ahí, pero se trata de un mero acompañamiento musical para las luchas contra los enemigos en una zona granjera. FFCC: The Crystal Bearers tiene un registro muy amplio, tocando desde temas lentos y emotivos hasta música celta, trayéndonos la cultura propia de cada civilización. Realmente se ha conseguido un buen trabajo en este apartado.
La resurrección del cristal
Layle cuenta con un poder peculiar, puede manejar las cosas de su entorno a su antojo, incluido él mismo, lo que le permite desafiar la gravedad en algunas situaciones. Este poder es una excusa perfecta para hacer uso del Mando de Wii y la verdad es que consigue recrear esa sensación de que basta con poner el ojo en algo y manejarlo a voluntad. La combinación de puntero y movimiento suponen un sistema sencillo, pero que da lugar a diferentes situaciones.
Inicialmente el juego es excesivamente lineal. No podemos explorar nada fuera de la ruta en la que nos encontremos y tendremos marcado el camino a seguir. Resulta realmente limitado. Pero cuando ya hemos avanzado unas horas en la historia principal y hemos abierto diferentes zonas del escenario, se queda abierto ante nosotros todo el mundo que se ha creado para que nos movamos libremente por él. Contaremos con chocobos o trenes para agilizar los viajes, aunque podremos ir andando y ayudar a las gentes, pescar o disfrutar de las vistas.
En Square-Enix han creado una suerte de sandbox del universo Final Fantasy donde tendrás absoluta libertad para moverte y para hacer aquello que te plazca. El juego en ese aspecto es realmente llamativo y profundo, ofreciendo diferentes entretenimientos para el jugador. Pero flaquea demasiado en la historia principal, algo que quizás eche para atrás a muchos y no encuentren aliciente para explorar más. El modo principal, el que nos narra la historia de Layle, es extremadamente limitado. El jugador se encontrará con un juego donde lo dan todo mascado, donde te dirán a dónde tienes que ir y, una vez allí, te limitarás a ver cómo avanza la historia a través de escenas de vídeo. Unas escenas en las que, de vez en cuando, deberás de superar alguna prueba a modo de minijuego, quick time event o escena interactiva.
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