Days Gone

El mundo al garete.

Después de tantas idas y venidas, después de una presentación que queda lejos en el tiempo pero no en las retinas de los videojugadores debido a su espectacularidad, ya está entre nosotros. La criatura creada por Bend Studios, Days Gone, llega a nuestras Play Station para hacernos disfrutar, en exclusiva, de un gran videojuego.

Todo lo que conocías, no existe

Days Gone nos cuenta la historia de un mundo devastado, totalmente asolado lleno de engendros en el cual asumiremos el rol de Deacon St. John, un motero con aires de macarra, su inseparable amigo Boozer y Sarah, pareja de Deacon. La historia no es tan consistente o profunda como en otras producciones de los equipos de Sony, pero si es lo bastante interesante como para que sigamos el hilo. La misma se narra a través de múltiples diálogos, escenas de video (en ocasiones se abusa de ellas), audios que encontraremos por el vasto mundo, etc.

El punto más interesante es el desarrollo y conocimiento de los personajes, con sus miedos, su propia personalidad, aunque nosotros seamos un mero espectador en muchas ocasiones. Desearemos que algunos personajes sean devorados por una horda de engendros y otros… que los querremos más juntos. Este desarrollo, si bien es interesante, tiene algún pero, ya que de algunos supervivientes sabremos demasiadas cosas intranscendentales y de otros con más peso en la historia apenas nada.

Paseando en moto por el apocalipsis

Los juegos de mundo abierto son la tónica cuasi principal de los videojuegos a día de hoy. Prácticamente no hay género que se escape de ésta forma de plantear su historia y desarrollar su jugabilidad. Tienen pros y contras, amantes y detractores pero, lo universal, es que tienen mucho potencial atractivo.

El mapeado de Days Gone, cuenta con un muy buen diseño y extensión que irá aumentando conforme avancemos en la historia. Zonas bien diferenciadas con su climatología en tiempo real propia (la cual afecta a la jugabilidad), unas más coloridas, otras más desérticas, cuevas, y un largo etcétera que hacen que lo sintamos como un mundo variado.

Como en todo buen apocalipsis, nos encontraremos supervivientes y, si pensabas que los engendros iban a ser tu único enemigo, estás muy equivocado. En estas situaciones siempre nos encontramos con dos tipos de personas: los que, dentro de la gravedad, mantienen la cordura y los que no. Los primeros nos proporcionarán recursos (a cambio de créditos), misiones, podremos venderle lo que encontremos por el mundo, líneas argumentales paralelas y los segundos, obviamente, querrán nuestra cabeza en una pica.