The Elder Scrolls V: Skyrim VR

PC, PlayStation 4
6.0
The Elder Scrolls V: Skyrim VR 10 TodoJuegos
Publicado el 23-04-2018 a las 22:52 Página 1 de 2   >>   
Autor: Carlos "Mentenroscada" Zarzuela

Un apasionante mundo de “cartón piedra”.

6 años después de su lanzamiento y de haber pasado por una ligera mejora visual, la saga predilecta de Bethesda regresa en su versión adaptada a dispositivos de realidad virtual. En este análisis veréis que hago varias comparaciones con el otro gran juego de la misma productora: Fallout 4 VR (o F4VR, a partir de ahora). El motivo no es otro que ver cómo ha evolucionado el que considero un género en sí mismo y que, hacer más evidentes las diferencias entre sus puntos comunes.


Las lindezas del control por movimiento

Skyrim VR comienza con un muy necesario tutorial de control y adaptación al entorno, donde nos permiten practicar libremente con los controles y adaptarlos a nuestro gusto. El juego se deja manejar con controles de movimiento y con el mando clásico. Con los primeros contamos con una experiencia más acorde con la experiencia de realidad virtual, es decir, podemos emplear las dos manos para manipular el entorno y combatir, teniendo en cuenta que el estado predilecto es estando de pie con un espacio mínimo de un metro a nuestro alrededor.

El desplazamiento se puede realizar tanto por el clásico teletransporte, que no tiene mucho rango, y nos obliga a realizarlo una cantidad de veces “infinita”, como por movimiento directo (que incluye el habitual marco anti-mareos). El combate cuerpo a cuerpo resulta bastante caótico, puesto que la cantidad de cortes de espada que podemos asestar a nuestros enemigos está únicamente limitada por nuestra capacidad de agitar los brazos a toda velocidad. Con el arco o los conjuros a distancia existe el natural problema del apuntado, pues no cuenta con ningún tipo de ayuda y cuesta mucho adaptarse. ¡Eso, o que soy un auténtico paquete!.

Confort Vs inmersión

Por otra parte, el control con mando tradicional supone exactamente el mismo que el del juego original. Este permite una experiencia desde una posición sentada y no requiere más espacio que el que ocupemos quietos. Personalmente, para este juego que implica viajes de cientos de horas por su extenso mundo, recomiendo el uso del control clásico. Entiendo que se pierde parte de la experiencia inmersiva, pero se gana en comodidad.


Al igual que ocurría con F4VR, el juego configura automáticamente en dificultad “muy fácil” y, aunque podemos cambiarla en cualquier momento, creo que la experiencia VR ya le añade suficiente complicación. Un gran acierto ha sido la inclusión de la posibilidad de ajustar la altura de nuestro punto de vista para evitar la sensación de ser un enano entre gigantes (como se padecía en F4VR). Subiendo o bajando la cámara nos podemos asegurar de sentirnos “a la altura” de las circunstancias, tanto si elegimos el control por movimiento como el tradicional.


Caratula

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