Cada unidad tiene entre dos y cinco puntos de vida, en general también tienen dos ataques y tres “respuestas” (ante ataques del enemigo en su turno). También un número de puntos de movimiento. Cada ataque, no obstante, también resta un punto de respuesta. Precisamente en cuanto a los ataques, hay que tener varias cosas en cuenta: la precisión de la unidad, el tipo de casilla en la que se encuentra. Muchas casillas ofrecen diversos niveles de cobertura que inciden en el porcentaje de acierto del ataque, también influye la distancia entre otras cosas. Cada unidad tiene un rango de ataque distinto. En el caso de los francotiradores, morteros o la artillería tiene mucho alcance.
Además de eso cada unidad puede ascender de nivel y recibir potentes mejoras pasivas a medida que destruyen otras unidades. La moral también es importante. Cada vez que una unidad es atacada (aunque el ataque falle), pierde moral, si esa pérdida implica más del 50%, la unidad estará “desmoralizada”. En ese estado no podrá atacar ni responder a ataques. Si la moral llega a cero, retrocederá una casilla, si vuelve a ser atacada, desaparecerá. Volvamos a los tipos de casillas. E el juego tenemos bosques, praderas, edificios, carreteras.
Cada tipo de casilla tiene diversas características, coste de movimiento, que varía según la casilla y unidad. La cobertura. Algunas casillas como los bosques ocultan a las unidades. Headquarters: World War II no es un juego para lanzarse a lo loco puesto que podemos ser fácilmente emboscados, perdiendo unidades de forma innecesaria.
Pérdidas “aceptables” y reemplazables
En la campaña esas pérdidas se compensan gratuitamente tras superar la misión. Antes de cada misión podemos elegir aquellas unidades que participarán en la próxima misión, aplicar las mejoras o esos puntos de oficial que son mejoras pasivas para cada uno de los tipos de unidades desplegables (infantería, vehículos o artillería). Además, podemos comprar nuevas unidades gracias a los fondos que conseguimos tras cada misión. Unos fondos, que aumentan si cumplimos también los objetivos secundarios. La duración de las misiones es variable, podemos terminar algunas en quince minutos, otras pueden costarnos más de media hora.
Desgraciadamente, ocurre que el juego se cierra inesperadamente al cargar a veces misiones o incluso durante las animaciones de ataque de las unidades. Indudablemente es algo que estropea la experiencia de juego. Por si fuera poco suele haber bajones de FPS bruscos durante esas animaciones e incluso mientras estamos recorriendo el escenario en nuestra interfaz. Durante las misiones además podemos hacer uso de una o varias habilidades como los refuerzos (para recuperar puntos de vida de las unidades), artillería, reconocimiento aéreo.

Realmente no podemos decir que el juego lleve al extremo nuestras habilidades tácticas, pero si a ser precavidos y pacientes, la colocación de las tropas es importante y evitar emboscadas. Esto se debe a que todas las unidades pueden adquirir el estado “vigilancia” (overwatch). Este estado les permite atacar cuando un enemigo entra en su rango y alcance de ataque. Tanto nuestras unidades como las del enemigo. Para que las tropas puedan ejecutar esos ataques de vigilancia necesitan puntos de respuesta, un porcentaje de moral igual o superior al 50%. El enemigo no siempre estará esperando, puede tomar la iniciativa y atacar si sabe donde estás o incluso buscar a tus tropas.