El estilo Telltale no va con todo
El mecanismo jugable de
Silence es relativamente moderno y rompedor, al menos, para los
estándares de Daedalic. La compañÃa que nos sorprendió gratamente con la
tetralogÃa de Deponia, la saga de juegos point and click que cumple a
rajatabla los cánones de la aventura gráfica de mediados de los 90,
prueba ahora suerte con un estilo bastante más parecido al de las
aventuras de Telltale Games. Diseñado con el pad por delante, tendremos
la opción de dejar de lado nuestro ratón y su cursor para centrarnos
directamente en la acción seleccionando directamente los puntos
"calientes" del nivel que reaccionarán a nuestra interacción.

Si
bien la diferencia entre "observar" algo y "accionar" algo se mantiene,
el juego también pierde de vista algo tan clásico como es el inventario.
Se acabaron todos los puzles de combinatoria con lo que tengamos
encima, o el atascarnos porque no se nos ocurre que las cerillas y la
cabeza de burro que agarramos al principio del juego son lo que hace
falta para resolver la situación que tenemos entre manos.
No es
del todo justo catalogar a Silence como una suerte de juego tipo
Telltale, ya que estos han evolucionado claramente hacia una especie de
pelÃcula interactiva repleta de Quick Time Events y llena de gente "que
recordará eso". Silence mantiene un poco de su esencia aventurera, con
unos puzles más desafiantes que llevar un objeto del punto A al punto B,
y me estoy quedando corto con lo de "desafiante", o algunos toques como
el humor o la interacción con el entorno.
Pero el juego se
resiente en prácticamente el resto de apartados. Por ejemplo, la
implementación de los QTEs es arbitraria e innecesaria, además de
tremendamente incómoda de realizar con ratón y teclado. Tener que
arrastrar el ratón por media mesa para arrancar un diente a una cabeza
de dragón no aporta absolutamente nada al juego, ni a nuestra mesa ni a
nuestra muñeca.
Las conversaciones, no repetibles, no terminan
de ahondar siempre en los temas que nos gustarÃa, quedándose cortas en
demasiadas ocasiones en las que, simplemente, querrÃamos saber más de
Silencio. Las limitaciones autoimpuestas por el juego para mantener los
puzles simples acaban provocando que algunos sean tremendamente obvios, o
que otros sean demasiado frustrantes, ya que nuestra idea de cómo
cruzar ese pantano no tiene por qué corresponder con la que tenÃa el
diseñador.

En definitiva, comprendo el cambio de control y de
paradigma del tÃtulo. Seguramente mucha gente no aficionada a las
aventuras se vea atraÃda por la genial historia de Silence y su
facilidad de manejo. Pero esta facilidad viene a costa de sacrificios
que los veteranos del lugar no encajarán fácilmente.
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