Hoy me he despertado sin nada de ganas de ir a trabajar. Y mientras me estaba duchando me ha dado por calcular lo siguiente:
El día tiene 24 horas. De las 24 horas, 8 estamos durmiendo [no es mi caso, pero debería, es lo que recomiendan]. Nos quedan 16. De las 16, 8 estamos trabajando [considerando la media de un trabajador normal de 40 horas semanales]. Nos quedan 8. De las 8, restamos 1,5 horas del tiempo que la empresa te da para comer y quitamos también 1,5 horas de media del tiempo que tardas desde que te levantas hasta que llegas al trabajo. Quitamos 0,5 horas desde que sales del trabajo y llegas a tu casa. Resultado: Nos quedan 4,5 horas. De esas 4,5 horas, contemos que para cenar, hablar por teléfono, ducharnos, vestirnos [ponernos el pijama o vestirnos para salir a algún sitio] y hacer las necesidades higiénicas personales [afeitarse, orinar, etc], quitémosle 45 minutos. En total nos quedan 3 HORAS 45 MINUTOS para nosotros y nuestro tiempo libre, de un total de 24 horas que tiene el día.
Ahora sí, podemos verificar que NUESTRA VIDA ES UNA MIERDA.