|
Pero con la aventura en ese estado de hibernación permanente quizás no sepas qué son realmente las aventuras gráficas. Una aventura gráfica es un juego donde recorrerás escenarios que deberás investigar de cabo a rabo y donde te irás metiendo en los bolsillos todo lo que encuentres –o lo que el protagonista se deje meter, claro-. Y esos objetos que tengas en tu poder deberás de combinarlos, bien entre sí, bien con otros elementos del escenario para poder seguir avanzando.
Es un concepto muy sencillo, pero que funciona muy bien. Además, combinándolo con ese humor que roza el absurdo, muchos de los puzzles que se nos plantean no serán del todo triviales por lo que habrá que abrir nuestras mentes para dar paso a soluciones rocambolescas, pero sin perder en ningún momento el sentido común.
Los puzzles tienen un nivel de complejidad muy variable a lo largo del título. Si bien nos podemos encontrar un montón de soluciones del tirón, el intermedio de cada capítulo supone un nudo donde convergen un montón de rompecabezas que se entrelazan, aumentando así la dificultad. Aunque en ocasiones, como ya viene siendo tradicional, la respuesta a los puzzles se nos escapa porque aquello que debemos recoger o utilizar es demasiado pequeño como para verlo o está demasiado confundido con el fondo, logrando encontrarlo más por casualidad que por pericia. Es sin duda un aspecto que potencia la investigación de los escenarios, pero no sabemos si es una forma fácil y artificial de subir la dificultad o si realmente se pretende que el jugador lleve a cabo una exploración en profundidad de cada rincón del escenario.
Otra parte importante son los diálogos con los personajes, que nos permitirán obtener información o colaborar con ellos para conseguir avanzar en nuestra aventura (bueno, quizás colaborar no sea la palabra, el robo o el delito siempre nos rondarán). Por lo que tendremos doble investigación, la de los escenarios y la de las conversaciones a las que deberemos de sacarle toda la punta posible para arrancarles el dato que nos hace falta.
No obstante encontramos ciertos problemillas, en ocasiones sin importancia, que pueden resultar incómodos a la hora de jugar. En ocasiones se nos permitirá combinar dos o más objetos sin tener muy clara la solución que estamos proponiendo. Y en otras se nos negará la posibilidad de hacer una solución, a todas luces correcta, hasta que hayamos tenido la conversación oportuna con el personaje adecuado. Son dos situaciones un tanto contradictorias que en ocasiones resultan molestas, ya que el habernos saltado alguna línea de conversación nos impedirá encontrar la solución obvia al problema que se nos plantea.
|
|
|
