Por supuesto, es imposible pretender abarcar todo lo que es
necesario para dominar las cuevas, mazmorras y parajes que nos esperan
en las Tierras Robadas, pero para ello contaremos con más de diez
posibles compañeros que se unirán a nuestro grupo, con todo tipo de
trasfondos, motivaciones y habilidades. Desde una barda mediana que sólo
quiere escribir un buen libro a una elfa no muerta inquisidora, aunque
siempre podemos dejar de complicarnos la vida e ir de la manita de
Amiri, una versión femenina de Conan que no dudará en aplastarle la
cabeza a quien quiera llevarle la contraria.
La variedad y
notoriedad de los personajes secundarios es notable, si bien no puedo
evitar desear que al juego le hubiera venido bien un estilo artÃstico
más homogéneo. Me imagino que las cosillas que le veo no son más que
obvias conclusiones de su pasado por Kickstarter, pero no puedo evitar
pensar que los retratos de los personajes son muy dispares. SÃ, seguro
que más de uno de los más raros se corresponde con alguna de las
personas gracias a las cuales el juego existe hoy, pero... ¿era
necesario que destacase tanto?
Combate, combate y más combate
Tras
sobrevivir a un oportuno ataque y empezar a organizar a nuestro equipo,
nuestra tarea será ponerle fin al reinado de terror que sufren en las
Tierras Robadas, y para ello tendremos que pelear mucho. Pero que mucho,
mucho, mucho. Si bien todo el primer acto hace un buen trabajo
exponiendo el mundo en el que estamos, acercando a todos los personajes y
dándoles un propósito para continuar explorando, llega un punto en el
que simplemente, no podremos evitar romper con lo que pretende el juego.
Es inevitable, toda experiencia de este tipo para un sólo
jugador debe estar bien alineada con diferentes parajes, lugares que
explorar y personajes (y sobre todo, conversaciones y vivencias) que
evite que olvidemos que estamos en un simulador de dados, que nuestras
acciones tienen una mayor relevancia que obtener el palo más grande para
machacar al siguiente enemigo. Es cierto que tardaremos, pero llegará
ese momento en el que iremos avanzando por las mazmorras de forma
mecánica, desactivando trampas siempre de la misma manera, recogiendo
nuevo equipo y arrasando contra el enemigo de turno. Siempre que hayamos
sido tan inteligentes de tener un equipo especializado en el cuerpo a
cuerpo, claro. Si no, lo pasaremos algo peor.
Los DLCs del tÃtulo
pretenden aportar algo más de variedad, dándonos la opción de tener una
raza adicional para crear a nuestro personaje, una segunda trama que es
recomendable jugar después de acabar con la historia principal, y un
modo tipo "roguelike" en el que directamente nos olvidaremos de la
historia y pondremos a prueba las mecánicas del juego. Pero os reconozco
que este último DLC es justamente el que menos me ha gustado. Si bien
el control está bien adaptado al mando, mucho mejor por ejemplo que las
adaptaciones de los clásicos de Bioware que salieron a principios de
año, Pathfinder: Kingmaker es uno de esos juegos cuya excelencia no está
en demostrar nuestra habilidad con él. Tras machacar cientos de bichos,
no es santo de mi devoción machacar otros tantos más sin motivo. Aún en
multijugador serÃa más entretenido, pero en solitario... acaba
saturando si no sabemos dosificárnoslo.
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