11-11: Memories Retold

Un punto de vista diferente sobre la guerra.

1916. El mundo se tambalea bajo los efectos de la mayor guerra jamás librada por el ser humano. Esta pasaría a conocerse como la Primera Guerra Mundial, y sus graves destrozos y pérdidas no impedirían que estallara un segundo conflicto algunos años después. Llevamos algunos años que este periodo convulso de la historia sirve de telón de fondo para diferentes juegos, siendo el más conocido Battlefield One, con graves incongruencias históricas, pero personalmente, prefiero el experimento que hizo en su dia Ubisoft con Valiant Hearts, un emotivo título en el que se exploraba lo que significó el conflicto tanto para unos, como para otros. Aardman Interactive, dueños de Wallace y Gromit y la Oveja Shawn, junto con Digixart, toman sin duda como referencia este título para traernos 11-11: Memories Retold, algo muy lejano en temática a lo que nos tienen acostumbrado en televisión y cine.

Una historia sobre la guerra

La Gran Guerra estalló en 1914, enfrentando a bávaros, alemanes, turcos, búlgaros y húngaros contra franceses, británicos, rusos, italianos... y bueno, digamos, que contra todo el resto de Europa, y parte del mundo también. En 1916, habiendo pasado ya 2 años de contienda, Estados Unidos decide unirse al bando aliado junto a Canadá, dando lugar a este par de historias. Por un lado, 11-11 nos presentará a Harry, un joven fotógrafo canadiense que, sorprendido ante el despliegue de encantos que hace su gran amor ante un general del ejército, se alista para partir más allá del oceano a combatir y a fotografiar los logros aliados. En el otro bando, manejaremos a Kurt, un ingeniero entrando en años que tras oir la noticia de que la unidad en la que combate su hijo está desaparecida en combate, decide dejar su trabajo de constructor de zepelines y alistarse, con el fin de encontrar cualquier pista de su hijo Marx.

El juego reparte la historia a partes iguales entre ambos personajes, sin dar prioridad o más importancia a uno sobre otro. Los trozos de Harry son curiosos, impregnados de esa inocencia juvenil que cree ver en el ejército una manera de sorprender y llamar la atención de la que espera sea su esposa en un futuro. Harry no ha nacido para matar, sino que su pasión es la fotografía. En todo momento tendremos acceso a su cámara fotográfica, siendo imprescindible su uso para avanzar en la historia. Karl, por su lado, espera que su capacitación y su educación le permita estar lo más lejos del frente que pueda, a la vez que no quita oído de las comunicaciones de radio y cualquier información relativa al paradero de su hijo. Las historias de ambos llegarán a entrelazarse, en un agridulce momento que nos recordará que a veces, el enemigo se parece mucho más a nosotros de lo que pensamos.

No, no es un walking simulator

El juego en sí es muy lineal y directo, a la par de sencillo y simple. A algunos le entrará la tentación de meter a 11-11 Memories Retold en el mismo saco que Gone Home o walking simulators del estilo, si bien el título que hoy nos ocupa se mantiene por sí mismo como un juego en condiciones. Los puntos de conflicto son bastante simples, y los puzzles que se nos presentarán no nos supondrán un gran desafío, pero es normal. No tardaremos demasiado en darnos cuenta de que el título pretende mostrarnos una historia de manera interactiva, se podría incluso decir que de una manera bastante más interactiva que la fórmula habitual de compañías como TellTale.

Desde la habilidad indispensable de Harry para sacar fotografías (máximo 16 por fragmento, por algún motivo), a la habilidad mecánica de Karl, el título se esfuerza en mantenernos entretenidos a su manera. No nos agasajará con comedia, ni con grandes momentos de épica y fanfarria, sino que seremos responsables, únicos y directos, de las acciones que tomen nuestros personajes. Desde las decisiones menos trascendentales, como escribir una carta, a maniobrar un barco entre minas, este videojuego no llega a olvidar en ningún momento que es, precisamente, un videojuego, si bien su mayor disfrute se encuentra más allá del mando.