Un detalle que no nos ha gustado mucho es en lo concerniente a la
ingesta o aplicación en armaduras y armas de las diferentes pociones, ya
que estas únicamente podrán ser utilizadas antes de cada combate y
nunca durante. Esto significa que deberemos de estar alertas y tantear
cuando puede ser el momento en el que podrán sernos útiles, algo que es
bastante complicado de hacer ya que nunca sabremos donde se encuentra el
peligro, a no ser que nos enfrentemos a el y muramos, por lo cual a la
siguiente vez ya estaremos más que precavidos.

Por otro lado se encuentra el tema mágico, hasta cinco modalidades
mágicas diferentes podremos emplear, entre las que se encuentran, la
señal de Aard que no es más que una honda capaz de desplazar y tumbar a
nuestros enemigos, la señal de Yrden, utilizada para inmovilizar también
a nuestros enemigos, la señal de Igni, lanzamiento de una bola de
fuego, la señal de Quen, una de las mas socorridas ya que generara por
un tiempo limitado un escudo protector que nos protegerá hasta cierto
punto de los ataques, y por último la señal de Axii, utilizada para
hipnotizar a uno o más enemigos y emplearlos como si fueran nuestros
aliados. Por su puesto estas magias pueden ser ampliamente mejoradas o
potenciadas tras el previo consumo de los diferentes puntos de nivel que
iremos adquiriendo tras nuestra experiencia en combate. Como apunte
indicar que estas magias no son infinitas, dispondremos de una serie de
bloques de energÃa que podremos emplear en cada magia o señal, y en más
de una ocasión no podremos emplear seguidamente la misma señal dos
veces, si bien se permitirá su alternancia.
Gran parte del juego deberemos de enfrentarla en soledad, salvo en
alguna que otra ocasión puntual en la que seremos acompañados por otro
personaje, sobre el que en ningún momento tendremos poder de decisión o
manejo alguno. Para que la cuesta no se haga muy empinada según vayamos
subiendo de nivel (hasta un máximo de nivel 35), podremos ir ganando una
serie de puntos de habilidad que emplear en las cuatro ramas que
dispondremos, pudiendo tirar u optar por mejorarnos en la rama de la
espada o lucha cuerpo a cuerpo, en el empleo de las artes mágicas, la
constitución general del personaje o bien por último en la rama de la
alquimia, todo queda en manos del propio jugador y de su estilo de
juego.
Otro aspecto fundamental del juego es la interactuación con los
diferentes NPCs que nos encontremos en pantalla. Algunos simplemente se
limitaran a contestarnos alguna groserÃa o a mostrarnos el tÃpico
desmán, pero con otros no solo podremos entablar profundas
conversaciones, en las que conseguir importante información o misiones,
también podremos negociar comprando y vendiendo diferentes objetos. Cada
conversación puede deparar en un resultado diferente, pudiendo no solo
emplear el verbo en ellas, también podremos persuadir con magia o
intimidar fÃsicamente a nuestro interlocutor, permitiéndose incluso el
soborno económico, todo un detalle que hace sin duda más rico y variado
este fantástico juego.
Un aspecto que favorece la exploración de los vellos parajes con los que
cuenta esta aventura, es el hecho de que en el sitio menos esperado
podamos encontrar el arma definitiva, o la armadura perfecta, por eso
para ello no dudemos en aceptar mil y una misiones secundarias ya que en
la menos esperada la recompensa podrá ser sumamente cuantiosa. En este
sentido hemos encontrado otra aspecto que no nos ha gustado del juego,
es verdad que el libre albedrio con el que contamos puede hacer variar
la historia para bifurcarse de diferentes maneras el camino, el problema
es que nos hemos encontrado con más de una misión secundaria incompleta
por este motivo, ya que si no seguimos los pasos por orden, no
guardamos el objeto concreto desde el principio, o no hablamos con uno u
otro personaje en el orden preciso, podremos encontrarnos con la misión
sin la posibilidad de completarse, algo que realmente cabrea. Asà que
ser pacientes y tantear muy bien las opciones en cada misión ya que el
resultado no solo podrá variar sino que podrá culminar en un callejón
sin salida.
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