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Sonido
Como suele ser habitual en los juegos de Ubisoft, Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas está doblado a nuestro lenguaje por dobladores profesionales que solemos encontrar en series y películas. Realmente el trabajo es bueno, con unas voces que les pegan a los personajes. La banda sonora también nos parece idónea para el juego. Los temas no cansan, acompañando en todo momento la acción, adecuándose a las zonas de puzzles o de acción. Además cuenta con piezas realmente interesantes, basadas en el mundo persa, que consiguen sumergirnos en el universo del juego.
No obstante, al igual que ocurría con Red Steel 2 –y no es el único defecto que comparten- hay ocasiones en las que el sonido se entrecorta, acallando las voces o efectos de una escena. Y en otras partes se echan de menos algunos sonidos ambientales puesto que da la sensación de que estamos ante un entorno mudo.
Jugabilidad
Esta nueva entrega de la serie bebe directamente de la jugabilidad del Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo que pudimos jugar en GameCube o PlayStation 2. El juego es, básicamente, un juego de plataformas que pondrá a prueba las habilidades del Príncipe para escalar, agarrarse de cornisas y correr por las paredes. A medida que avanzamos en la historia conseguiremos nuevas habilidades que permitirán expandir el concepto inicial y subir el nivel de dificultad de las plataformas, que se irán convirtiendo, paulatinamente, en puzzles que deberemos de resolver a la vez que nos desplazamos.
El principal problema de este apartado radica en que es el 90% de la aventura principal. Nos encontraremos con puzzles de ingenio, batallas contra enemigos cada vez más fuertes y feroces (con algunas técnicas de lucha interesantes) y con cierto toque de exploración en busca de elementos escondidos. Pero el juego es una sucesión de escaladas y plataformas constantes que repiten un mismo patrón, más o menos complejo, a lo largo de toda la historia.
No obstante, es un sistema muy ameno y divertido de jugar. Resulta placentero para el jugador encadenar una serie tras otra de movimientos dignos de un funambulista –incluso en las luchas-, en parte gracias al sencillo sistema de control que permite realizar grandes acrobacias sin grandes combinaciones de botones. Todo ello favorece al jugador, permitiéndole pensar en el siguiente paso a dar sin preocuparse en demasía por los movimientos del personaje.
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